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- Me invitaron los chicos a un fútbol cinco, ¿Puedo ir? - pregunta Lisandro levantando la vista de su teléfono.
- ¿Tenés plata para la cancha? - pregunta Silvia revisando correos en su notebook.
- Algo tengo, cualquier cosa le pido prestado al Cuti y listo, ma. - asiente.
La mujer le da permiso y el gualeyo corre a alistarse ya que hace cinco o diez minutos tendría que haber salido si planeaba llegar un rato antes para cantarse a un par para su equipo. Lisandro era tan precavido hasta con asuntos boludos, tal como ese. Se alistó con un short negro y la camiseta de boca y empezó a caminar hasta la cancha, al llegar se dió cuenta de que Cristian no lo había llamado para ir juntos, ya lo voy a agarrar pensó.
- Hola palita. - saludó a Exequiel y así con el resto del grupo hasta llegar a sus mejores amigos, sin contar a Julián que llegaría tarde.
- Hola Nahue. - saluda con una sonrisa. - Y vos, forro, mal parido. -
- Eh, ¿Cuál te pinta? - se ríe Cristian.
- Nunca un "Vamos juntos a la cancha, Licha" - dice quejándose de que su amigo no lo haya esperado.
- Dale muchachos, dramas para después, fútbol ahora. - dice Otamendi haciéndolos reír.
Rápidamente se dividen en dos equipos y entran en la cancha, listos para jugar unos picaditos entre amigos. Se les va el tiempo rapidísimo que si el de la cancha no les dice que ya se terminó la hora, ellos seguían jugando. La mayoría se queda en una ronda charlando de todo y nada a la vez, pero a medida que oscurece empiezan a partir hacia sus hogares ya que en pocas horas sería lunes y tendrían que asistir a la escuela. Los últimos que quedan son los mismos tres de siempre; Nahuel, Lisandro y Cristian. Están hablando sobre temas triviales, chismes de la escuela o del barrio hasta que Nahuel decide proponer algo bastante interesante.
- Chicos. - dice mirando como Lisandro le pasa la botella a Cristian.
- ¿Qué, Nahu? - pregunta Lisandro ya que Cristian tiene la boca en el pico de la botella.
- Les tengo una propuesta. - dice mirándolos fijamente.
- ¿Propuesta? - pregunta Cristian.
Con qué vendrá este piensa el cordobés.
- Sí. Quinientos para cada uno si fingen estar de novios. - dice por fin Nahuel y ambos giran a verse.
- ¿Por cuánto tiempo? - pregunta Cristian analizando la propuesta.
Lisandro no aporta una sola palabra a dicha conversación, no cree poder soltar algo coherente en ese momento.
- ¿Tres meses? - dice Nahuel, aunque parece una pregunta y no una afirmación.
