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—— Let's play, cutilicha. Segundo capítulo.

- ¿Entonces te pusiste de novio con Cristian? - pregunta Julián cebandose un mate

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- ¿Entonces te pusiste de novio con Cristian? - pregunta Julián cebandose un mate.

Está sentado junto a Lisandro en la pirca de la escuela, viendo como su grupo juega al fútbol en hora libre.

- Sí, estoy de novio. - comenta viendo como Dybala remata justo al medio y le hace un gol a Gero.

- Es loco, pero no tan loco. - dice Julián pensativo y le pasa un mate.

Lisandro hace el característico ruido de mate y quita su vista del partido para poder enfocarse en lo que su amigo le dice.

- ¿Cómo que no es tan loco? - pregunta devolviendole el mate.

- Y no, medio que lo esperábamos, pero capaz no ahora. - alza sus hombros y cierra los ojos por un momento disfrutando del sol que le da en el rostro.

Julián era literalmente un potus, totalmente tranquilo, disfrutando de cosas tan simples como tomar un mate al rayito del sol a las nueve y media de la mañana.

- ¿Lo esperaban? - pregunta confundido.

Julián ignora su pregunta disfrutando del momento fotosintético que estaba viviendo.
Lisandro deja que su amigo esté en su modo zen y sonríe viendo como Cristian marca a Enzo dejándolo en el piso.

- Te gusta un montón. -

- ¿Ah? -

La hora libre termina y el recreo comienza, sus amigos regresan a donde Julián y Lisandro están y comparten los mates que les alcanzan con el poca agua que queda en el termo.

- Amor. -
- Amor. -
- Lisandro. -

- ¿Ah? - se gira mirando a Cristian.

Ese apodo al que no se acostumbraba le revolvía el estómago.

- ¿Salimos el finde? - pregunta Romero sentado a su lado.

- Se cortan solos y no invitan ahora que están de novios. - se burla Nahuel.

- No te sientas excluido, Nahu. Hay amor para todos. - bromea Cristian.

- Ah bueno. - se le escapa a Lisandro con un tono indignado y se pone colorado dándose cuenta de que lo dijo en voz alta.

- No te pongas celoso, amor. - sonríe burlón Romero y deja un beso casto sobre su mejilla, dejando a Lisandro más colorado de lo que ya estaba.

La preceptora se arrima hasta su grupo avisándoles que es hora de subir al aula, acatan la orden con lentitud, nadie quiere tener a la vieja de lengua.
Suben al piso de arriba a paso lento, Romero sujeta la mano de su falso novio y la mayoría observa aquello con una sonrisa en el rostro.

- ¿Yo para cuando barba? - pregunta Martinez Quarta fingiendo sufrir por ello.

- Sos lento, Luquitas, lento. - dice Enzo apretando su hombro y le guiña un ojo a Gonzalo retirándose al curso siguiendo a Julián.

𝗟𝗘𝗧'𝗦 𝗣𝗟𝗔𝗬; 𝗰𝘂𝘁𝗶𝗹𝗶𝗰𝗵𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora