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En el aire se notaba la tensión de los últimos minutos, como todos se daban prisa para poder terminar a tiempo antes de que ella... Era el último esfuerzo y todo acabaría. Las paredes blancas parecían estar arrinconando a todo aquel que dudase, aunque sólo fuese durante una milésima. La miré, la vi abrir la boca para soltar la sentencia de tantos...

-Soltad los bolígrafos-dijo la maestra. Por fin terminó el examen, la tensión se podía cortar con un cuchillo. Mientras ella recogía las hojas, me dio tiempo a pensar en que ya éramos libres de no estudiar durante un mes, de disfrutar para salir con amigos y pasar el tiempo descansando por todas esas noches que muchos se habían saltado para poder sacarse la evaluación con nota, pues con este habíamos terminado los exámenes de la tercera evaluación. La profesora de Física pasó por mi mesa y me recogió el examen. Apenas fue un instante, pero lo noté porque me miró a los ojos de una manera que un escalofrío me recorrió la espalda, junto con el presentimiento de que algo iba a suceder, aunque sin poder concretar si sería bueno o malo. Por último, vi cómo extendía la mano, y a la vez que recogía el examen, depositaba un pequeño papel doblado cuidadosamente. Al principio tuve dudas respecto al contenido de la notita, pero finalmente la curiosidad pudo más que la cautela. Lo abrí, y vi escrito que con letras muy elegantes ponía: Recoge a tus amigas y llévalas a la sala de profesores en cuanto suene la campana de tercera hora. Enséñales este papel si es necesario para convencerlas.

Al leer la nota me quedé sorprendida al pensar que la maestra me había pasado esa nota, no es normal que tu profesora de física te pase una notita con un mensaje un poco siniestro diciendo que te espera en una hora en la sala de profesores con tus amigas, pero después de reflexionar unos minutos decidí guiarme por mi instinto y hacer caso de lo que decía la nota. Lo primero que debía hacer era convencer a las chicas para que viniesen, aunque no sabía si sería fácil o difícil que accediesen. Iba a sonar el aviso de cambio de clase a la segunda hora, y pensé en aprovechar ese tiempo para convencerlas. Por fin la campana sonó y todos los alumnos del aula empezaron a recoger sus cosas. Una chica de aproximadamente 1.70m, de largo pelo cobrizo se acercó a mí trotando.

-¿No te pueden bajar puntos en un examen porque te aburras y empieces a dibujar por la cara de atrás, no?-me dijo Luna muy rápido. Llevaba una camiseta blanca de tela muy fina con el dibujo de la piel de un plátano, y con letras negras decía I'm a sweet disaster. Lo combinaba con unos pantalones cortos vaqueros y unas convers azules.

-Depende de lo que hayas dibujado supongo- respondí frunciendo el ceño, sabía de lo que era capaz Luna, y no me apetecía preocuparme por si a mi amiga la suspenderían por dibujar cosas poco apropiadas.

-Dibujé un pandicornio-dijo con la mirada hacia el suelo-Es que quería ver cómo podía dibujar uno

Estallé en carcajadas al imaginarme la cara de la profesora al ver el examen de mi compañera.

En ese momento se tele transportó a mí lado una chica alta, de pelo castaño ondulado a la altura de los hombros y con pecas. Vale, tal vez no se tele transportó, pero lo pareció, porque estaba tan ocupada riéndome que no la noté acercarse hasta que dijo:

-Te ríes como una foca a la que le está dando un ataque epiléptico-me dijo sonriendo Anabell. Detrás de ella venían dos chicas más un poco más bajitas. Rose tenía el pelo castaño liso recogido en una coleta alta, excepto por varios mechones sueltos que hacían de flequillo. La segunda chica era una rubia de pelo alisado que llevaba hacia atrás con una cinta de pelo, y vestía con una camiseta azul semitransparente, con unos pitillos negros  y una americana del mismo color, Lorena era lo más parecido a nuestro aviso de nuevas modas y tendencias.

-¿Qué tal os ha salido el examen?-preguntó Rose arrugando la frente.

-Yo he hecho todo a boleo, pero tengo la excusa de ser rubia-responde Lorena.

-Siempre te escudas en ser rubia, la suerte de eso es que cuando sacas una nota aceptable parece que has ganado la lotería-la contesta Anabell.

-A eso se le llama rebajar las expectativas-se defiende la rubia. Aunque era divertido verlas discutir de temas absurdos una y otra vez, fue mi turno para hablar y contarles lo sucedido al finalizar el examen.

-Chicas, antes de que sigamos hablando sobre dibujar pandicornios en exámenes-me miraron raro-no me miréis así, es lo que a echo Luna-dije-o de cuál es la rubia que está más teñida, tengo que contaros algo. Cuándo la de Física me ha recogido el examen ha dejado una nota en mi mesa en la que ponía que fuese al final de la segunda hora a verla a la sala de profesores-les conté.

-¿Te has metido en líos y no me has llamado? Muy bonito, muy bonito-me interrumpió Lorena.

-Déjame terminar Lore-pedí-en el papel también decía que vinieseis vosotras conmigo, ¿qué me decís? ¿Vamos?-pregunté. La respuesta fue inmediata por parte de todas. Por perder clase, cualquiera lucharía contra ninjas...





Quedaba un minuto para que sonase el timbre de la tercera hora, y cada movimiento del reloj colgado en la pared de la clase estaba más nerviosa y sentía más curiosidad por saber que tenía que decirnos la profesora. Anabell, Rose, Luna y yo no parábamos de mirarnos, mientras que Lorena coqueteaba con el chico que se sentaba delante de ella. Treinta segundos... quince segundos...ocho...cuatro, tres, dos, uno... Sonó el timbre que indica el final de la clase, y las cuatro recogimos nuestras cosas y salimos de la clase para dirigirnos a la sala de profesores. En ese momento nos dimos cuenta de que faltaba Lore y volvimos a clase y nos la encontramos enrollándose con el chico de antes encima de su mesa.

-Os cortaré el rollo diciendo que estamos en un lugar público y que ella se tiene que venir con nosotras-se adelantó Anabell separándole, y pudimos ver la sonrisa de Lore y cómo le daba su teléfono al chico.

-Llámame-le dijo-Bueno chicas, ¿vamos?-rodé los ojos y nos dirigimos esta vez las cinco hacia la sala de profesores.

De camino, Rose le preguntó a Lorena si el chico de antes le gustaba.

-Me parece que está bueno-Respondió ella. Aunque ninguna dijo nada todas pensamos lo mismo en ese momento: Otro más.

Al llegar, llamamos a la puerta y esperamos. Cuándo oímos que una voz decía ''pasad'', giramos el picaporte y nos encontramos al abrir la puerta a cinco mujeres que parecían vestir cada una de una época, y a dos hombres con camisa y pantalones holgados, nuestros profesores.

-Cerrad la puerta chicas- pidió el de Lengua. Rose, que iba la última obedeció al profesor.

-¿Por qué estamos aquí?-preguntó Anabell. Fue la profesora de Física la que le respondió.

-Vosotras cuatro-dijo señalando a mis amigas-estáis aquí para ayudar, pero es Helena la que debe hacer el trabajo más costoso.

-¿Ayudar? ¿Yo? ¿A un trabajo difícil?-pregunté extrañada.

-Sí Helena, tú eres la elegida para llevar a cabo la misión: lección, pero necesitarás la ayuda de tus mejores amigas para superarla con éxito-contestó la profesora de Historia.




Misión: LecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora