Recuerdo la noche que llegaste a mi casa. Era tarde, más de las 12. Aún así te abrí mi puerta, pero no solo la de mi casa, si no la de mi corazón.


Recuerdo que llegaste llorando, y te lleve a mi cuarto. Siempre dices que en mis brazos sientes calmas, pues quise calmar tus lágrimas. No podía creer lo que mis ojos veían. Tus hermosos ojos contenían tristeza, una tristeza que gritaba libertad, y al parecer la consiguió. 


No pienses que me burlo de tu sufrimiento; aunque no lo pienses, aquellas lágrimas me hacen sufrir. Hacen que mi corazón llore junto a ti. Tal vez no lo veas, pero yo siento tu sufrimiento. Y espero que a mí me duela más que a ti. 


Te pregunté qué te ocurría, tan solo dijiste que nadie te amaba. Quise besarte, y gritarte: "¡Yo te amo!", pero pensé en lo que hubiera ocurrido. Nuestra amistad se hubiera destruido, porque tu no me amas a mí. Tan solo me amas como a un hermano.


Te dije que te amaba, y tú aún llorabas. Llorabas porque deseabas un amor, un amor cómo en los libros que lees. No sabes cuántos libros me he leído por ti, no sabes cuántas  frases me he aprendido por ti y no sabes cuánto dolor me causa verte así. 


Pero no sabes cuánto yo te amo a ti, y eso es lo más que duele. Jamás lo sabrás y no quiero que mi corazón sufra más. Porque sí, verte con otros duele, duele como el infierno. Pero cómo buen amigo que soy, aquí siempre estaré, a tu lado, limpiando lágrimas y sacándote sonrisas. 


Siempre que necesites un hombro tan solo grita mi nombre, porque la luna se encargará de avisarme. O tal vez Venus me avise; sí, tu planeta favorito.


Venus, que bella eres. Me llenas de alegría cada día.


Con amor, tu admirador. 


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@ColdInside

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