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Sus botas se llenaron de arena, su cabello estaba hecho un desastre y su ropa estaba desarreglada a más no poder. El sol no se hallaba en el cielo y la temperatura cayó de improviso.

Maldijo entre murmullos al "Genial Ranpo" por habérsele ocurrido que la mejor manera de sacarlo del palacio sin despertar dudas fuera acompañarlo a su habitación, debido a un supuesto malestar estomacal causado porque le hizo ingerir uno de los dulces que le dio como paga recubierto con salsa picante y soportar demasiado bien el intenso sabor.

Cuando el hechicero se percató que el castaño no había captado el juego, le asestó un golpe bajo las costillas que pasó desapercibido ante los demás por pura coincidencia y se lo llevó arrastrado a los aposentos donde dormía bajo la excusa de haberle sentado mal la comida.
Pasado un rato, Dazai se recuperó lo suficiente para mandarle una mirada de reproche y un gruñido a modo de queja. El hechicero lo miró con desinterés ¿Pudo usar sus poderes para amenguar el dolor? Por supuesto que sí, ¿Lo haría? Por supuesto que no.

Dazai debía pagar por haberle hecho desperdiciar uno de sus deliciosos dulces con extra de jarabe en vano. Dejaría que el desgraciado sufriera un poco.

Una vez se hubo incorporado, aguanto las ganas de recriminarle por el golpe y se acercó a la ventana a recuperar el aliento, Ranpo se alejo apenas un poco en dirección a la cama.

-La luna esta hermosa hoy ¿No opinas lo mismo, Ranpo-kun?- volteo a sus espaldas y se encontró con un Ranpo lo suficientemente ocupado en amarrar una cadena de telas como para siquiera dirigirle la mirada.

-Creo que esa respuesta depende de con quien la veas- unió otra sabana y verificó que el nudo resistiera- En mi perspectiva, si la persona que te acompaña resulta ser un completo idiota sinvergüenza, no vale la pena siquiera contestar.- cuando comprobó que la cuerda era suficientemente larga se acercó al príncipe con un aire despreocupado.

-¿Ranpo esta diciendo entonces, que si valgo la pena?- cuestiono burlón y demasiado ocupado en la tarea de molestar al pelinegro que no reacciono cuando el otro empezó a envolver la cuerda por su torso y brazos sin mirarle realmente.

- Esa fue una respuesta de cortesía, no venía al caso. Ahora te pregunto yo ¿Te gustaría apreciarla más de cerca?

-... Ranpo, se que soy guapo y es comprendo que te sea difícil no enamorarte de mi, per-

- ¿Oh? Su alteza, se me antoja un insulto que me considere de tan pésimos gustos- acercó su rostro a centímetros del de Dazai, con una sonrisa socarrona abrió sus orbes brillando con picardía y malicia- No tiene porque preocuparse por mi, ya tengo con quien verla. Puede disfrutarla usted solo- y con eso le dio un suave empuje que terminó por desequilibrarlo y caer de espaldas por el marco de la ventana abierta.

¿Debería agradecerle por al menos haber tenido la consideración de ajustarlo bien con la cuerda para no caer de lleno?

Nop.

Quedó enredado a mitad de la caída y Ranpo parecía haberse ido o no escucharlo cuando le gritó que lo destrabara. A duras penas logró zafarse, sentía los golpes por todo su cuerpo pero hey, seguía vivo- por desgracia- y con dos opciones a considerar en un futuro:
1) Dejaba sus escapadas furtivas que todo adolescente hace para huir de las responsabilidades.
2) Dejaba de molestar a Ranpo a diestra y siniestra.

Obviamente la segunda opción quedaba descartada. Por favor, ¡Era su pasión! Y la primera.... Árbol que nace torcido jamás su tronco endereza. 

En conclusión, no había solución.
Quedaba atenerse a los resultados poco favorables de sus acciones a su integridad física.

ARABIAN NIGHTS (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora