Mar.
—¿!Qué!?— grite haciendo que todas las personas en la cafetería se voltearan a verme.—¿qué tu que?— volví a preguntarle a Joshua qué lo tenía en frente de mi con una sonrisa divertida.
—Como lo escuchas— alzó su barbilla orgulloso
—¿Y como paso todo eso?— volví a preguntar, aun no terminaba de procesar la noticia.
—Mi papá abrirá una cafetería en New York, le dieron un lugar cerca del central park y quiere que la marca se expanda en todo el mundo, para él tener esta cafetería en un lugar como new york es un sueño— hablo mientras sus ojos brillaban— no te imaginas la ilusión de mis padres.
—¿Y que harán con esta?— el miedo de pensar que podían cerrarla me hacia sentir pánico, me podía quedar sin trabajo y tendría que soportar tener lejos a Joshua, no quería admitir pero me iba a doler mucho perder a quien se ha ido convirtiendo mi mejor amigo.
—Aquí viene lo mejor— pego con sus palmas en la pequeña mesa que tenia las bolsas de azúcar y las cajas de leche.— Como mi padre tiene que irse por un tiempo para remodelar el lugar, además de que tendrá que mudarse a new york para que el se haga cargo de la cafetería— me miró y tomo mis manos.
—Y eso quiere decirrr...—arrastre las palabras con el corazón latiendo a mil
—¡Qué yo me quedo como el dueño de este lugar!— grito ganando nuevamente las miradas de las personas— Mar yo voy a ser el dueño, es como si mi sueño fuera hecho realidad y todo gracias al señor gordo de las hamburguesas qué se fue del lugar que ahora ocupará mi padre— sus ojos brillaban mucho.
—¿En serio?— el miedo iba bajando y ahora la emoción iba llenando mi cuerpo.
—Mar este lugar no va a cerrar, esto será la cafetería más padrehermosadivertida de todo Oceanside— apretó mis manos para que por fin reaccionara.
—AHHH
—AHHH
Ambos gritamos de la emoción y nos abrazamos con demasiada fuerza mientras dábamos pequeños brincos.
—Esto será emocionante Mar, tengo muchas ideas, quiero cambiar cosas del menú, hacer más variedad de bebidas, pintar el lugar, cambiar los colores, las mesas.
—Esto será demasiado bueno, le darás tu toque a TU cafetería— ahora el miedo ya no tenía lugar en este momento, ya no sentía nada. Solo había una duda— ¿Yo seguiré trabajando aquí?— trague saliva con fuerza.
—Claro que si, ¿porque no lo harías?— frunció el ceño— de hecho quiero algo— me sonrió de forma extraña.
—¿Qué? No vayas a quitar las donas de vainilla— junte mis palmas en forma de súplica.
—No, claro que no, serás mi mesera— tomo mi trenza y la jalo. Abrí mis ojos con sorpresa, Joshua soltó una carcajada, desconcertada lo mire mitras le quitaba mi trenza de su mano — es una broma, no te mandaría de mesera, seguirás siendo mi barista perooo.
—Perooo?— lo mire fijo, no sabía que idea loca tenía en mente mi ahora nuevo jefe y amigo.
—Quiero que pongas un postre y una bebida elegida por ti en el menú— su sonría se hizo más grande (si eso es posible).
—Yo, ¿poner eso en el menú?— asintió— pero, ¿porque yo? Emily sabe preparar más cosas que yo, ella es la mejor opción si es que quieres cambiar el menú— me rasque la cabeza sintiendo algo de vergüenza.
Yo no era la mejor opción, de hecho podría llegar a arruinar sus ideas. Si era un completo desastre.
—Mar, fuiste la primera persona que contratamos, bueno junto a Dash— miro a mi costado— y no está en discusión, seguiras conmigo en la cafetería, así que ve pensando en el nombre de tu postre.— su sonrisa se iluminó aun más.
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El Chico De La Sudadera
RomansaCuando el Mar no encuentra calma en sus olas siempre buscará un navegante qué le cante para calmar su tormenta, y siempre habrá un navegante que encuentre en el sonido del Mar calma y amor