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Harry estaba entrando en pánico.

Percy no parecía captar sus señales, se sentía mortificado.

Seguramente era toda la cosa del Karma, por fingir que no entendía las indirectas que Ginny Weasley le envió por años.

Definitivamente, Karma.

Y no es que fuese su intención escuchar a escondidas, pero estaba a punto de ir hacia Percy y tal vez tenía un par de hechizos notice-me-not y así pero no era a propósito.

—Creo que deberías de decirle —dijo Annabeth, cierto, había olvidado que la rubia estaba de visita.

—¿Y arruinarlo todo? Me niego, no estoy en eso.

—Le lanzas ojos de corazones cada que estas con él, Percy. Tal vez es muy idiota para verlo.

—O un coqueto seguro, ni siquiera tengo idea de si me abraza y adula románticamente o platónicamente. Es horroroso Annie.

La rubia se rió a carcajadas limpias.

—No pierdes nada con eso, sesos de alga.

Se alejó varios metros y se quitó los hechizos ilusorios, tropezando a propósito para que lo notaran aún a la distancia.

Siguió caminando con una sonrisa sin prestar demasiada atención, saludando a Annabeth como si no supiera que la rubia estaba de visita ni nada por el estilo.

Ella se fue, dejándolos solos.

Harry abrazó a Percy y le dio un beso muy cerca de la boca, haciendo un sonido de "mwah".

—Te extrañé, Pececito.

Harry esperaba que fuera suficiente.

Y lo fue, Percy agarró su cabello con saña y lo miró ligeramente decepcionado.

—¿Quién diablos te dijo que eso era un beso adecuado?

Oh dioses.

The sea (where we belong) [HP/PJO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora