Día 5: Te Necesito

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Cinco semanas. Cinco semanas han pasado desde aquella confesión hecha por el noruego la cual aún sigue en espera de respuesta del colombiano. El distanciamiento entre ambos países desde aquel momento fue algo que no pasaba desapercibido para la mayor parte de países, organizaciones y hasta personas que sabían de su fuerte y cercana amistad.

Lo que era obvio, entre ambos, es que no podían evitarse para siempre. Colombia se había tomado estas cinco semanas completas para meditar y pensar sobre sus sentimientos sobre el noruego. Claro, habían personas a su alrededor que metían cierta "presión" al rubio, pero siempre se las ingeniaba para que dejaran de molestarlo con eso. Eso lo vio más que todo con Ucrania y México, quienes a su juicio parecían tener una competencia de cuál de los dos logra presionar a Colombia para que dé el paso para que haga formal su relación y le diga "si" a Noruega.

Colombia de vez en cuando sentía altos y bajos, en primera ¿por qué querría alguien cómo Noruega estar con alguien cómo él sabiendo todos los problemas que tiene Colombia en su territorio? ¿Será Noruega cómo el resto, solo le vé lo atractivo por sus abundantes recursos? ¿Querrá utilizarlo así cómo los otros del pasado para sus propios beneficios?

Esa clase de preguntas tenían paranoico al colombiano, pero por otro lado su corazón, aquel órgano que late las veinticuatro horas de los siete días de la semana, le decía que Noruega no era cómo el resto. Que ese vikingo de cabello castaño, ojos verdes color aurora, hermosa y reluciente sonrisa y curiosos tatuajes en referencia a la mitología nórdica estaba siendo sincero con sus palabras.

Ahora mismo el latino se encontraba sentado en una mesa de cafetería, de esas que están afuera del establecimiento para disfrutar del ambiente exterior. Había comprado una taza de café mientras se ponía a jugar el famoso juego con la flor: "¿Me ama o no me ama?"

—Me ama, no me ama —decía el colombiano mirando pensativo la flor, ya estaba cerca del último pétalo—. Me ama, no me ama... me ama —terminó con el dichoso último pétalo.

Se quedó analizando la flor por unos buenos minutos que se sintieron como horas mirando los pétalos esparcidos por la mesa. Al final había tomado la decisión de volver a reunirse con el vikingo, así que, determinado, agarró su celular.

"Nos vemos en el bosque, diez de la noche" —fue lo único que puso en aquel chat, después de eso abandonó el sitio.

[...]

Noruega, de mientras, se encontraba realizando un par de trabajos que tenía. Debía concluir varios proyectos de tratados internacionales, organización de su territorio y establecer metas en su meta personal de impulsar la paz mundial mediante su papel de mediador entre las partes implicadas en determinados conflictos.

Era algo que se propuso él mismo, aún con todo lo negativo del mundo no le costaba nada soñar en que algún día el mundo logrará alcanzar esa anhelada paz duradera, no esa falsa paz que no es más que un momento de "tensa calma".

Volviendo a lo nuestro, el noruego seguía revisando numerosos papeles, hasta que recibió una notificación de su teléfono móvil, lo abrió para ver si se trataba de alguna tarea que debía hacer.

La cuestión es que no se trataba de nada de eso, sino que por fin había recibido un mensaje del colombiano, aquel latino que llevaba cinco semanas enteras sin hablarle. Casi dejaba caer su teléfono por la sorpresa que le causó esto.

—Bosque, diez de la noche —se dijo a sí mismo el castaño memorizando esa simple frase, por fin sus dudas serán resueltas. Aunque no mentiría, ahora estaba nervioso por la respuesta del colombiano.

Tratando de dejar eso de lado, Noruega volvió a sus asuntos. Que Colombia haya decidido volver a verlo esa noche no era sinónimo de que podía dejar su trabajo pendiente para más tarde.

Leke avtale | 🇳🇴 NorCol Week 2023 🇨🇴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora