Obsesión

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Su obsesión por mí se había vuelto enfermiza, las fotografías ya no eran suficientes para satisfacer su hambre y para ese punto ya había comenzado a seguirme, empecé a escuchar sus pasos, lo sentía acercarse a oler mi perfume.

Pero sus manos no habían tocado mi cuerpo; su delito no era más que una fantasía, una que se encontraba a milímetros de mi piel.

Espero ahora me encuentren, ya que sus manos hicieron más que solo acariciar mi tez.

CadáveresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora