- Sólamente estoy diciendo¿Estás segura de que va a funcionar?
Lily pellizcó el interior de su brazo mientras se giraba para mirar a Winnie.
- Sí, va a funcionar, Winnie
Elowen Sargent la escaneó con la mirada. Debajo de sus largas pestañas rubias los ojos marrones la miraron con incertidumbre y Lily intento reconfortarla con una sonrisa. Iba a funcionar ¿Cierto?
El paquete que Albus le habia entregado ayer descansaba debajo de su colchon, aún cerrado. Lily pensó que lo mejor era esperar a abrirlos todos juntos, se sentiría como una traición a sus amigas y no podía permitírselo. Además, fuera de lo mucho que detestaba admitirlo, sentía la ansiedad crecer en su cuerpo cada vez que consideraba la idea de que su plan no funcionara.
Anthony sacudió una hoja de papel frente a ella, regresando a la Gryffindor a tierra.
- Pero ¿Qué haremos si no funciona? - Leyó Winnie - Plan B.
Lily observó como Anthony dejaba caer su cabeza sobre la mesa recubierta de azulejos frente a ellos y sonrío. Winnie estiró su brazo a través de la mesa y acaricio el cabello de Anthony. La tierra que se esparcia sobre la mesa percudió el amarillo de la manga de su túnica.
- ¿Qué? ¿Tienes miedo del Bosque Prohibido? - Lily le pico las costillas con una pinza para raíces.
Anthony levantó la cabeza y la sacudió multiples veces de arriba abajo. Gesticuló con sus manos de una forma extraña y dramática pero Lily lo comprendió Se llama Bosque Prohibido por una razón.
- Oh, vamos, Anthony - Lily le sonrió - ¿Dónde esta tu sentido de la aventura?
- ¿Dónde esta tu sentido común? - Leyó Winnie como repuesta.
No tenía que responderle, no es como si en algún momento hubiera tenido uno.
Lily confía que Anthony lo vio en sus ojos desde el momento en que se conocieron. Habían compratido un año juntos en Gryffindor y un par de clases. Lily lo había observado desde el primer dia, como había intentado con el resto de sus compañeros, al menos los de Gryffindor. Pero fue diferente con Anthony. Sencillo, como si la oportunidad solo hubiera estado esperando por ella.
En segundo año, la noche antes de las pruebas para el equipo de Quidditch la mantuvieron despierta toda la noche. Solía ocurrirle antes de cualquier evento importante, ya sea una fiesta de recaudación de fondos donde su familia debía asistir o la fiesta de cumpleaños numero 34 de su padre. Ella solo no podía, ni siquiera sabiendo lo importante que era, descarsar para la mañana siguiente.
Entonces hizo lo que cualquier persona haría, levantarse en el medio de la noche e ir a entrenar en pijama a los campos de Quidditch.
Se amarró los zapatos alrededor del cuello para no hacer ruido en los pasillos de Hogwarts y se lanzo a través de la puerta. La oscuridad y el silencio reinaba por el castillo y Lily se reprendió a sí misma por haber olvidado sus lentes.
Estaba a unos metros de la puerta que daba a los jardines de Hogwarts cuando una mano le cubrió la boca y la tomó de la muñeca, dirigiendola hacia abajo. Lily temió y apunto su varita frente al Mortifag- ¿Niño de doce años?
Tenía el cabello castaño y los ojos oscuros, tanto que Lily supuso que si hubiera tenido sus lentes puestos podria verse reflejada en ellos. Era unos centimetros mas bajo que ella y estaba vestido con una sudadera roja con el logo de Marvel y un par de pantalones cortos. Lily se preguntó como ese chico podía aguantar el frío y si era Toby su Spiderman favorito.
Volvió de sus pensamientos cuando el niño frente a ella señaló hacia adelante. Un muchacho mucho mayor se había posicionado justo frente a ellos. Lily no pudo distinguirlo, sólo observar su figura delinearse frente a la luz de la luna que entraba por la ventana. Pellizcó el interior de su brazo mientras veía como el prefecto solo se sentaba a descansar contra una de las paredes.