No recordaba la primera vez que lo vió, probablemente porque él había estado ahí desde el principio.
Pero sí podía recordar la primera vez que sintió sus mejillas pintarse de rojo y su pulso acelerar cuando sus ojos se posaron en ella. Alrededor de cuatro años atrás, Lily recordaba escribirlo en su diario y luego arrancar la hoja y prenderla fuego para que nadie pudiera leerla.
Fue en una tarde en la casa de su tía Luna, Lily había pasado la mayor parte de la tarde corriendo por el jardín, trepando a los árboles y observando libélulas junto a ella pero Cuando la noche comenzó a asomar terminaron esparcidos por la sala de estar. Lily se acurrucó en una esquina del sofá, con sus zapatos lavanda a un lado en el suelo y sus rodillas contra se pecho, observando la partida de Snap Explosivo que su hermano parecía estar ganando.Sintió el sofá hundiendose a su lado cuando Lorcan se colocó junto a ella, con una sonrisa enmarcada por hoyuelos. Lo observó extender su mano, ofreciéndole una flor blanca, curvada en sí misma. La tomo delicadamente, con miedo de arruinarla, y no pudo evitar la sonrisa que creció en su rostro.
Sintió algo emocionante crecer en su interior, cuando Lorcan le sonrió otra vez Lily decretó estar perdida. Con sus hoyuelos y su sonrisa, la manera en que había pensado en ella.Su pálido cabello rubio brillando por el fuego de la chimenea y sus oscuros ojos azules brillando por estar mirandola a ella.
Lily sabía que se estaba mintiendo a sí misma con esa última.Si Lorcan había notado alguna vez como el pulso de Lily se aceleraba en su presencia, había decidido ignorarlo completamente, y ella suspiraba de alivio cada vez.
No sabía que escenario era el más ridículo, si enamorarse del mejor amigo de su hermano o enamorarse del niño con el que había crecido. Al menos no debía escoger.Sus recuerdos estaban impregnados de ojos azules, pecas y el Sol picando en su piel.
El mismo Sol que brillaba sobre su cabeza justo ahora. Luego de las largas lluvias de otoño y los días cortos del invierno refugiada junto a la chimenea o envuelta en tres capas de ropa durante los entrenamientos, Lily había olvidado como se sentía el atardecer en su piel.
El Sol apenas y empezaba a ocultarse cuando Lily posicionó su escoba hacia la derecha. Escucho a Harper Bones, la capitana, hacer sonar el silbato e inclino su cuerpo sobre su escoba, acelerando.
La Snitch se paseó de izquierda a derecha y arriba a abajo durante todo el entrenamiento. Si había algún sentimiento más gratificante que perseguir la Snitch sobre su escoba era el momento en que por fin conseguía sostenerla entre sus manos.
Cerca de la mitad de la práctica Bones había decidido poner a alguien más para jugar contra Lily y Susane Pollux se había unido a la cancha. Hacía veinte minutos que estaba compitiendo con Susane en un ir y venir para atrapar la Snitch. Lily vio un destello dorado en una esquina de la cancha y descendió tan rápido como pudo, con Pollux a su lado.
La adrenalina que su cerebro disparaba dibujo una sonrisa en su rostro mientras dejaba a Susane Pollux detrás. Su mano izquierda la mantenía en balance sobre su escoba. La Snitch dorada brillaba bajo el Sol del atardecer y Lily sentía la seguridad crecer en su cuerpo mientras estaba cada vez más cerca. El latido de su corazón conseguía bloquear el zumbido insoportable que causaba el viento a su alrededor.
Con su torso hacia adelante y los mechones de cabello naranja revoloteando alrededor de su rostro, estaba segura de que iba a conseguirla, hasta que una bludger se atravesó en su vuelo.
Golpeó el mango de su escoba, dónde Lily lo sujetaba con su mano izquierda, haciendo que un quejido se escapara de su boca mientras la soltaba. Perdió el balance por un par de segundos y supo entonces que le había dado a Pollux la ventaja que necesitaba. Se maldijo a sí misma por no haber visto la bludger, por haberse olvidado que podían llegar a ella.