Sylas al escuchar pasos supo de inmediato que los guardias se acercaban por lo que se puso en posición listo para atrapar y lastimar al primer imbécil que se acercara, en cuanto los dos sujetos llegaron hasta la puerta el pelinegro pudo diferenciar dos voces, claramente uno de los dos era mujer, desconcertando al mago, nunca había mujeres ahí, así que esa persona le resultaba interesante. En cuanto la puerta se abrió el pelinegro analizo la situación buscando cada detalle que le facilitara la situación, no le fue un problema notar la presencia de un guardia a lo lejos lo que le dejo en claro que debía ser silencioso y cuidadoso, una mujer joven camino hasta posicionarse adelante de su celda, la chica que tenía enfrente lo hizo congelarse. Algo no cuadraba, no le gustaba, ella ¿Era una maga?, tenía enfrente a una maga indudablemente y eso le desconcertaba, ¿Como una magia tan poderosa y pura había pasado desapercibida?, la vida le había dado limones así que era su oportunidad de hacer limonada. La puerta de la habitación se cerró haciéndole sonreír levemente a Sylas pues el guardia fue tan inconsciente que no sabía el peligro al que exponía a esa mujer, pobrecita, el disfrutaría el momento, aquel vestido amarillo que traía puesto la muchacha contrastaba mucho con la oscuridad y siniestra apariencia de la celda, era algo grato de ver.
Sin más Sylas se tensó y volvió rápidamente a su posición anterior, las apariencias importaban y eso lo sabía mejor que nadie, escucho cada paso, y sin problemas podía identificar que aquella persona venia en paz y tranquilidad sin temer a la bestia que tenía enfrente, era increíble tal valor, los guardias jamás se comportaban así de tal manera que la curiosidad de Sylas comenzaba a florecer pese a la negativa que sentía el pelinegro inicialmente, para sorpresa del hombre aquella mujer de pelo rubio y tez blanca, se sentó frente a él, separados solo por los garrotes que formaban a aquella celda, sus dudas eran más grandes y aunque quisiera respuestas prefería primero analizar a esta persona antes que nada, manteniendo sus emociones a raya, era mejor aparentar la misma actitud nunca era innecesario ser precavido.
Antes de poder gruñir o bufar Sylas, la muchacha se adelantó, sacando de un bolso dos trastes de vidrio, el pelinegro observo el contenido y no pudo quedar más sorprendido, hace mucho que no veía cosas como esas, solo de observar las tostadas se le hacía agua la boca además de que sentía como si hubiera viajado años atrás cuando disfrutaba esa clase de alimentos en compañía de quienes alguna vez fueron su familia, que envidia. Sin más sabía que su comportamiento se estaba alterando y eso no le gustaba, necesitaba ser un bastardo rudo ante quien tenía enfrente o de lo contrario lo domarían como un perro, rápidamente desvió la mirada a la pared que tenía a la izquierda, que dios se apiadase de él, porque en esos momentos las palabras estaban más que atoradas en su garganta.
Pese a la frustración que comenzaba a sentir, se cuestionaba porque se estaba alterando solo ante la presencia de una mujer, eso era molesto, y mucho, necesitaba mantener el control pero sentía la necesidad de abalanzarse sobre la comida, antes de poder si quiera ser amenazante, escucho una risilla, rápidamente volteó, esa fue la gota que colmó el vaso, su rostro ahora era serio y amenazante dada la molestia que sentía no iba a volverse el payaso o el entretenimientos de otros solo por su forma de reaccionar.
Sabes, está recién preparada, aprovecha antes de que me pidan retirarme de aquí, se un buen chico – dijo una voz dulce y serena, la chica sonreía con sinceridad y aquellos ojos azules que tenía eran un mar de sentimientos pero también de honestidad, fácilmente Sylas podía divisar que aparentemente ella no tenía malas intenciones, pero no se iba a dejar llevar por sus predicciones, sin más analizo lo que había en los frascos, parecía un niño pequeño, sin saber cómo reaccionar – Toma, necesitaras proteína sin quieres mantener ese cuerpo grandulón – la chica extendió el envase donde estaba el pedazo de bistec con pure de papa, además de unos utensilios para el manejo de los alimentos, Sylas observaba incrédulo aquel trato sintiéndose engañado o tal vez estaba aún dormido, ojala fuera así pero más equivocado no podía estar, todas sus esperanzas porque fuera un sueño se estaban derrumbando al sentir el tacto ajeno.
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La unica luz [Sylas & Lux][En Proceso]
FanficEn una Demacia futurista, los cambios tanto mágicos como tecnológicos no son muy bien vistos, la nobleza de la nación se niega rotundamente a permitir que el comercio extranjero altere sus fuentes de ingreso y poder del territorio, sin embargo, los...