~Extra final~

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Tocó la puerta. No quería hacer hacerlo, no quería destrozar la rota esperanza de su antiguo sensei de volver a encontrar a Naruto. Pero era lo mejor y su deber cierto?

Le abrió la puerta hombre adulto moreno y con unas notables marcas debajo de sus ojos negros, una cicatriz trazaba sobre su rostro. Una sonrisa triste adorno su cara al verlo..

-Sasuke.. No te había visto desde hace años.. Pasa—su voz sonó vacía sin que ninguna emoción lo acompañara—¿como has estado? No.. Te ves.. Bien—

-buenos días Iruka.. Igual que siempre ¿y usted?—saludo neutro entrando a la casa.. Se sintió raro, recordaba este lugar, había venido algunas veces cuando se lastimaba en la Academia y no tenía a nadien que lo cuidara, pero antes era un lugar cálido ahora se sentía frío. Como si algo faltará..
-Vacío

-igual de desabrido que antes—rio, fue un sonido suave y muy agradable pero igual de falso—bien igual. Debes de traer noticias si has venido—

-si.. Sobre.. Naruto—

-¿como esta?—lo miro con un pequeño destello de luz en sus ojos

-el..—las palabras se ahogaron, hundiéndose y forjando un nudo en su garganta—el.. Ya.. No está acá..—bajo su cabeza sin querer ver cómo lo ojos de su ex sensei cambiaban

-a que te refieres!?—alzó la voz con desesperación sin recibir respuesta—Sasuke! A que demonios te refieres que ya no está aca!?—grito mientras sus ojos se cristalizaban al borde de las lágrimas

-hace.. dos días murió frente a mis ojos—su voz se quebró recordando a su fallecido amado—lo siento..

-no.. No mentira.. No mientas!—cayó de rodillas mientras lágrimas recorrían sus mejillas. Unos brazos cálidos lo rodearon apretando su cuerpo junto a al pecho del peliblanco que le porcionaba consuelo

-sensei..—hablo sorprendido—¿como entró?..

-estaba la puerta abierta y me pareció raro.. Ahora vete yo me encargaré de Iruka—ordenó el Hokage sujetando de la cintura a Iruka quien no dejaba de llorar hundiendo su cabeza en el pecho del peliblanco

-bien.. Lo siento—se giro sobre sus talones mientras empezaba a caminar escuchando de fondo los llantos de su ex maestro. Llegó a la puerta que yacia abierta, miro por última vez a sus dos senseis, ambos con lágrimas en sus rostros—yo lo siento, no quería que esto pasara—penso

-no fue tu culpa.. Sasuke..

                      ★★★

Sus pasos eran firmes pero se balanceada con cada uno, su mirada vacia observaba con detalle las calles donde antiguamente el vivia. Miro una gran casa a la distancia, la misma que hace un año había visitado cuando buscaba a Naruto.

Una pequeña sonrisa triste poso sus labios cuando vio el antiguo local de ramen que a Naruto tanto amaba. Por la ventana pudo ver a la hija de teushi, tenía leves ojeras bajo sus oscuros ojos y su cara expresaba tristeza, el local se veía opaco, no tan vivo como antes

Siguió caminado hasta llegar a aquella casa que en algún momento deseo poder dicirle hogar, deseo que los dos pequeños niños lo llamaran papa, deseo haber sido la persona que estaba enfrente de el cuando se arrodilló prometiendo que lo amaría para siempre pero sobre todo deseo que el estuviera a su lado.. Ninguno de aquello se cumplio..

Tocó la puerta con la mirada triste y un nudo en la garganta mientras esperaba poder encontrar las palabras correctas. La puerta no tardó en ser abierta por una pelimorada

Una Última PromesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora