—¡Ruggie! —La cama estaba vacía.
Otra vez.
No era difícil ver en la oscuridad para él; pero cuando el corazón estaba latiendo tan deprisa que parece querer salirse de su cuerpo, empujando su pecho, golpeando contra sus costillas, amenazando con romperlas para abrir hueso y carne y así escapar... Ver era la menor de sus preocupaciones.
El despertarse había traído consigo un dolor que perforó como una flecha a través del ojo que llevaba su cicatriz. Algo que antes fue un trofeo de orgullo y una muestra de lo que podía lograr, pero que ahora se manchaba con el estigma de una extraña atracción al sufrimiento. Un imán de desagracias.
"Dispare en la marca."
¿Era el sitio designado? ¿Era un dolor fantasma? Algo que ya no estaba allí, pero ardía tal y como la primera vez.
Fantasma.
El malestar llegó primero a la parte superior de su cuenca, cerca de su ceja.
Entró por allí, taladrando su cráneo en un intento homicida de biopsia hacia su cerebro en un ardor frío y gelatinoso que se expandió en olas densas dentro de su cabeza. Una piedra arrojada en un lago lleno de mercurio. Lleno de veneno.
Era doloroso incluso tratar de pensar. Sus sentidos mutilados en el proceso.
Cualquier nervio conectado a ellos agónicamente retorcido bajo las órdenes de aquella tirana migraña. El sonido de su propio corazón traidor atronador en sus tímpanos, ensordeciéndolo.
Palpitando como una estampida. Como un concierto al que nunca le dio permiso ni bienvenida.
Punzadas desde su interior en una penitencia ejercida por su propio cuerpo, una condena sin juicio. No era que no lo mereciese, pero...
El primer anclaje de vuelta fue lo fría que estaba la cama. Una pieza de información sensorial que rompió la superficie en la que aquel enceguecedor dolor lo tenía sumergido.
La cama estaba fría. Como si nadie hubiera estado ahí hace poco.
O nunca.
¿Desde cuándo se había ido Ruggie?
Un relámpago de agonía con recuerdos disparados como una serie de diapositivas en un viejo diascopio.
Un grito silencioso. Un regaño. Ojos grises como el acero, con una resolución igual de férrea.
"¡Teníamos un sueño! ¡Compartíamos una meta juntos!"
Lo hacían. Lo hicieron.
Cuando Ruggie estaba molesto, solía mostrar sus nada pequeños colmillos. Era algo instintivo.
Filosas dagas que eran una advertencia más que una amenaza. Él no se andaba a medias tintas. Una vez era suficiente. La siguiente sería marcada con sangre.
"Bajo aviso no hay engaño."
Y aun así... Aun así jamás lo mordió. Ni siquiera en ese momento, cuando lo merecía más que nunca.
¿Si hubiese peleado, dolería menos?
"No."
La arena. La oscuridad. La desesperanza.
"¡Te mataré si te acercas más!" No había querido decir eso.
Nunca había querido de verdad decir eso.
Pero ahora era muy tarde para arrepentirse. ¿No?
"¡No voy a dejarte!"
Para explicarle. Para retroceder. Para retractarse.
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Fake Your Death
FanfictionEn Heartslabyul los estudiantes están acostumbrados a todo, excepto a lo común. A veces lo más insólito es la normalidad en medio del caos. 1.-(Riddle y una rosa)♦️🌹 2.-(Trey de compras)♣️♠️ 3.-(Ace encuentra un objeto que no debería estar en el d...