But even lights can fade away.

44 3 0
                                    

"Huevos, harina, mantequilla, chocolate... un moño."

Trey sacudió su cabeza, tratando de enfocarse una vez más en la lista.

"La lista. Sí. Otra vez. Huevos. Harina. Mantequilla. Chocolate... Un anillo."

Sus labios dibujaron una diagonal en su fastidio. Detestaba ese aspecto de la Mystery Shop.

Un suspiro se le escapó mientras apretaba su mano en derredor del mango de la cesta de compras que había tomado del frente. Cargar tantos objetos solo con las manos era una idea más que problemática, pero eso únicamente parecía empeorarlo todo.

La pieza se sentía más fría en el lado en el que no había estado sosteniéndola. La agarradera el color negro con una línea de exceso plástico de donde había sido cortada, evidenciando su creación por medio de una máquina en lugar de magia de transfiguración.

Esa parte era ligeramente filosa y podía sentir como se hundía en su palma al apretarla, fabricando una copia exacta de su forma en una marca roja que desaparecería unos minutos más tarde al soltarla, aproximadamente cuando estuviese de vuelta en Heartslabyul.

A salvo.

Tal vez haciendo eso, podría concentrarse en lo que se suponía iba a comprar en lugar de lo que fuese que los espíritus continuaban mascullando.

"Así que sabes." Una voz distinta a la suya habló dentro de su cabeza. Era un tanto similar a la de Ace y Trey entrecerró sus ojos mientras rotaba un huevo en particular sobre las yemas de sus dedos. Era perturbador lo perfectos que eran.

"Solo lo mejor." Le había dicho Sam una vez. Pero eso no parecía ser del todo cierto. ¿Qué grado de divinidad tenía la gallina que lo había puesto? Era raro que no tuvieran ni una sola mancha. Que fuesen así de inmaculados. Era improbable. Imposible.

"Es magia." Otra vez. La voz.

Él sabía sobre los amigos que Sam tenía.

No los conocía personalmente, por supuesto. Pero estaba al tanto de que había algo dentro de aquella tienda que hacía que todo mundo perdiese la razón a la hora de comprar cosas. Cualquiera que se quedase solo y cualquiera que no fuese ya un experto acostumbrado a ese tipo de dilemas, claro. Justo por eso, no permitía que nadie de primero fuese sin supervisión. Al menos no los primeros meses; siempre y cuando pudiese evitarlo.

Ellos farfullaban tan silenciosamente, tan exquisitamente suave que era toda una odisea percatarte que no eran parte de tus propios pensamientos. Él lo sabía a la perfección; siendo que Riddle lo había regañado ya un par de veces cuando se había pasado de su impecablemente organizado presupuesto.

Le debía a Rook el saber la causa de sus inexplicables descuidos; quien casualmente lo había mencionado. Una acción amable que el rubio omitió como si fuese un comentario completamente aleatorio y no algo que le esclareciese el enigma. Ayudando así a que ya no se sintiese perdido y culpable, haciéndole sentir eternamente agradecido.

Siempre aparecían como una vibración constante. Igual a un apenas perceptible cambio de presión en el ambiente. Rook dijo que, si tenía cuidado, podría verles por el rabillo del ojo.

Pero siendo honesto, eso era una tarea titánicamente imposible para alguien con lentes como él. Así pues, Trey solamente creía en sus palabras ciegamente. No había más opciones.

Quizás fue su concentración en dicho huevo, o el hecho que estaba tratando de ignorar esa vocecilla con inclinaciones a deudas insalvables de El Otro Lado, pero jamás notó el momento en el que Jade llegó al mismo pasillo en donde él estaba.

Fake Your DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora