Fake Your Death

But why'd we have to stay?

Ace odiaba los días de limpieza.

De hecho, Ace odiaba cualquier día en el que se viese forzado a hacer cualquier cosa que le quitara tiempo para no hacer nada. No era como que tuviese planes, pero le gustaba no tenerlos. Le gustaba que su tiempo era suyo y sus posibilidades infinitas.

Así estuviese aburrido cada segundo que pasaba de dicho día... Al menos no tenía que estar haciendo algo por obligación.

Normalmente, buscaría la manera de escabullirse y fingir todo lo que restaba del día que ya había hecho su trabajo hasta que alguna pobre víctima cayese en el que ahora era su puesto y a él le tocase limpiar en su lugar. Pero con Deuce...

Con Niño Bueno Deuce eso era imposible.

Si tan siquiera pensaba en escaparse, ese idiota estaría gritando por mami Rosehearts el segundo en el que le diera la espalda para correr.

— "¡Líder Rosehearts! ¡El malvado de Ace está evitando su trabajo! ¡Está huyendo del deber! Ay, no. ¡Bú!" —Lo imitó el pelirrojo con la voz más ridícula, infantil y aguda que encontró en su repertorio de burlas; a sabiendas que la voz real de Deuce estaba a kilómetros de sonar así. —Maldito Club de los Mommy Issues. —Suspiró hastiado, dándole una patada al bote de basura que existía circunspecto a su tedio. Propiedad de otro de los alumnos con los que compartían cuarto.

El cilindro dorado dando vueltas en su borde inferior hasta caerse como si se hubiese mareado por el ataque, dejando salir su contenido y regándolo lo más lejos que le permitía la inercia. El estrépito como si la basura siempre hubiese tenido de aspiración lanzar el grito más potente entre su raza, resonando en la habitación sola.

—¿¡EN SERIO?! —Se talló la cara con ambas manos con tanta fuerza que, por momentos, quedó casi del mismo color de su cabello. El maltrato desapareciendo después de unos segundos en una representación epidérmica de su ira a la vez que pensaba sus acciones.

Él no sería Riddle.

Sus ojos se centraron en la basura esparcida mientras dejaba evaporarse su frustración, haciéndole sentirse una tetera siendo quitada del fuego.

Derrotado y considerando su entorno, Ace giró sobre sus talones ágilmente; dándole la espalda a la evidencia de su miseria. Un sonido similar a un grito estrangulado nadando en su interior que apenas y consiguió escapar a través de una pobre víctima de almohada. Sujeta contra su rostro.

Si cualquiera entrase, se toparía con la visión del encargado de día de limpieza de pie junto a su cama. Su espalda arqueada hacia adelante mientras su cabeza apenas y era visible entre la tela blanca que amortiguaba sus gritos.

Pero eso, no era problema de Ace. Al menos no ese día.

Su frustración no sería causa para agregar otro castigo a su lista. No de nuevo esa semana. Ya había sido suficiente trabajo.

Después de un respiro profundo que trajo consigo su recién recuperado temple, Ace se dejó caer junto a la basura, arrodillándose para recuperar cada una de las envolturas de golosinas que se habían esparcido por el suelo. Afortunadamente eso, notas descartadas de papel y pañuelos casi limpios era lo único que parecía encontrarse en el menú de su trágico acontecimiento.

Una por una, las piezas fueron regresando a su lugar de descanso. Estaba harto y ni siquiera había empezado realmente a limpiar, pero no era como que alguien fuese a ayudarlo en ese momento.

A esa altura y mientras recogía, Ace vislumbró un pequeño objeto brillante que parecía haber rodado debajo de una de las camas vecinas. La recámara todo un mundo nuevo cuando se estaba tan cerca del suelo para él. ¿Era así como vivía Riddle? Con razón se la pasaba tan enojado.