Rayos de sol atravasevan la ventana de su solitaria habitación, cualquiera se despertara por tal cantidad de luz, pero, el ya estaba despierto.
Una vez más el insomnio que tenía no le permitió consiliar el sueño, no le permitía descansar como quería el joven pelinegro.
"(¿Por qué debería de levantarme?)"- se pregunto a si mismo entre sus pensamientos duditativo ante la idea de tener que dejar la vieja e incomoda cama de su habitación.
Miró hacia un lado viendo el despertador, rápidamente pudo ver reflejada la hora 5:59, tenía entendido que sus clases empezaban a las 7:00 según había entendido de aquel sujeto de cabellera mixta.
Se levantó de la cama, no por el, sino por su misión, le habían encomendado el vigilar y proteger a cierta chica que asistía a esa academia.
Se pregunto cuando dejaría esta vida, cuando podría dejar de obedecer órdenes de terceros y finalmente poder ser lo que siempre había deseado, alguien normal, común y corriente, ajeno a todo lo sobrenatural.
Sentado ahora en su cama reflexionó, tal vez buscaba la muerte después de haberlo perdido todo lo que alguna vez quiso, tal vez seguía en esto porque en el fondo... Era lo único que sabía hacer... matar y destruir... Dos cosas terribles, pero que se le daban muy bien debido a su poder.
No debía perder más tiempo en pensamientos estúpidos, al fin y al cabo esos pensamientos no le trairian la paz que tanto anhelaba.
No tardo mucho tiempo en arreglarse y en colocarse aquel uniforme de esa academia y para cuando menos se dió cuenta ya andaba de camino, sumergido en su melancolía cabizbajo dando lentos pero firmes pasos viajo a su destino.
Su nueva casa no quedaba tan lejos del que sería de ahora en adelante su instituto, noto las miradas de los demás posarse en el debido que llamaba demasiado la atención.
Una altura de 1.93, guapo, de cabello desaliñado, pero con ojeras y mirada tan fría que podría congelar tu alma, no apartaba la vista de su destino, las puertas de esa academia estaban en su mira y no parecía que las incontables bellezas de su alrededor harían que posará sus ojos a otro lado.
"Mira esos músculos"- fue uno de los tantos murmullos que escucho, cuchicheos entre mujeres que se reían de manera dulce imaginando probablemente cosas para nada santas.
"No parece que sea de Japón... ¿Será un extranjero?"- otro murmullo llegó a sus oídos, y como no escucharlos, todos y cada uno de sus sentidos eran muy agudos, tanto o más que podrian compararse ha aquellos seres que solicitaban sus servicios.
Su cabello negro desaliñado tapado algo de su rostro por lo que era imposible ver con completa claridad su rostro.
"Buenos dias"- Una voz agradable hizo detener sus pasos, levanto su cabeza para ver de quién era y rápidamente lo pudo sentir... Demonios.
Cabello negro corto, de ojos Violetas. Llevaba un par de gafas de color rojo y un uniforme escolar distintivo de las damas de la Academia Kuoh. Hermosa, tanto que no pudo despegar su vista durante un momento de aquel hermoso rostro.
Miró justo al lado de ella y pudo dislumbrar otra figura, una mujer de 1.70 de altura con el pelo negro hasta más de la mitad de la espalda. Poseia un flequillo abierto y ojos castaño claro aunque también lleva gafas azules.
Ambas se lo quedaron viendo un instante, muchas preguntas se le venian a la mente de ambas féminas, pero esos pensamientos fueron rápidamente interrumpidos por una voz.
"Buenos días"- correspondió el saludo aquel hombre mientras hacía una leve reverencia y continuo con su camino sin intercambiar ninguna otra palabra más.
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¿Héroe?... Vaya chiste
RomanceSin duda has querido tener todo el poder que alguna vez deseaste, de esa forma nada ni nadie se entrometeria en tu camino, no?.... No pude estar más equivocado... No importa quien seas en este mundo, la vida se encargará de hacerte pedazos. (Está es...