Capitulo III

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Sōna Sitri, heredera del clan Sitri, una orgullosa demonio de clase alta conocida por su carácter tranquilo pero fuerte, demasiado estricta pero por sobretodo, sumamente inteligente. Nadie nunca le había derrotado en ajedrez... Hasta hoy... ¿Cómo era posible esto? ¿Se confío? No, eso es imposible.

"Juguemos otra partida"- en su cara y en su voz se notaba la determinación, no iba a permitirse perder está vez. Pero no se esperaba que el chico le volviera a ganar una y otra vez en su propio juego.

"Ya fue suficiente"- Después de ganar varias veces consecutivas se levantó de la silla dispuesto a irse ante la mirada atónita de ambas féminas. Ya no había nada que hacer allí, aunque en el afán de la chica por tratar de ganarle se perdió la primera hora de clases.

"¡Espera!"- Exaltada Sōna vocifero tratando de detener el paso del chico, y lo consiguió cuando el chico detuvo se pasó y voltio ligeramente cabeza para escucharla- "....." - pero ahora que iba a decir, las palabra no terminaban de salir de boca, como si estuviera muda solo balbuceos inentendibles salian de sus bellos labios.

El joven al ver esto sin decir ni una sola palabra se marchó, había ganado justamente así que ya no tenía motivos por los cuales quedarse en aquel lugar, y sin titubear su paso se reanudó. Dejando de esta forma a aquel par de demonios aún tratando de procesar lo sucedido.

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"¿Dónde estabas?"- Issis hizo acto de presencia poco después de que sono el timbre, casi como si hubiera estado esperando, para salir a buscarle.

"En el consejo estudiantil, me metí en problemas está mañana y no me quedo de otra más que ir allí"- respondía con sinceridad, no tenía porque mentirle al respecto.

"¿Y que paso?"- pregunto con tono algo preocupado.

"Nada, lo solucione todo, aunque tarde un poco"- contesto casi sin ganas de querer hablar al respecto.

"Pero...."- en su tono y en su rostro la preocupación aun no se iban ¿Que se supone que debería de hacer ella en esa situación?. Pero unas manos reposadas repentinamente en sus hombros la hicieron interrumpir aquellos pensamientos.

"Escucha, ya pasó todo, no te preocupes"

"Bueno..."- contesto la chica calmando se un poco-"Por cierto... Tengo algo para ti"- con una sonrisa le dijo e inmediatamente empezó a revisar en su mochila en búsqueda de algo, Lukas estaba algo extrañado con respecto a todo esto y solo se le quedó mirando curioso.

"Toma, aquí tienes"- con un sonrojo en sus mejillas, extendió un paquete envuelto en un lindo paquete rojo. Sin dudarlo Lukas lo tomo, aunque seguía estando mucho extrañado ante toda esta situación, poco a poco desenredo el pañuelo rojo que lo envolvía y se había dado cuenta de que era un almuerzo.

"Es para ti, he visto que por lo general no sueles traer almuerzo, así que decidí prepararé uno"- aún con el sonrojo adornando sus mejillas y su bella sonrisa explicó.

"Gracias... La verdad, no me esperaba esto de ti"- no mentía, no pensó que la chica se tomará la molestia de hacerle el almuerzo, en parte eso era... Lindo.

"Ven, vamos a comer"- aún sonriente tomo su mano para dirigirle una vez más a aquel árbol para comer con tranquilidad. Una vez allí, se dispusieron a comer y las preguntas de la Hyōdō no faltaron.

"¿Te gusta?"- algo nerviosa pregunto, sabía cocinar, pero lo no hacía todo el tiempo ya que normalmente sus padres eran quienes se encargaban de eso.

"Para serte sin sincero, desde hace mucho la comida me sabe a tierra"- contesto y la chica se deprimió-"Aunque la tuya me gusta, agradezco mucho este gesto de tu parte"- eso alivio en parte la angustia que comenzaba aflorar en la dama.

¿Héroe?... Vaya chisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora