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Me había quedado dormido después de que mi madre me confirmara que todo está bien.

Después de unas horas, un ruido me despertó. La sirena de una ambulancia... algo raro para gente que vive tan alejada de todo. Abrí los ojos y me incorporé, fue entonces que me di cuenta que me encontraba en movimiento.

El ruido de la ambulancia provenía de la calle, y me encontraba en el auto, con mi padre. Me levanté rápidamente. — Papá ¿Qué rayos? Es tarde ¿qué hacemos?—

Hablé sonando más molesto de lo que me hubiera gustado. La verdad es que no es la primera vez que mi papá me saca de la casa tan tarde por una tontería, usualmente si estamos alejándonos de South Park, es porque quiere comprar marihuana o alguna otra tontería.

—Vamos a que consigas ayuda, Kyle.—

¿Cómo...?

— ¿Eh? ¿Ayuda por qué? Yo estoy bien.—
— Kyle... si dijiste eso, es porque algún pervertido hijo de puta de hizo algo. Y no voy a permitir que seas una víctima para siempre ¿Bien?—

Mi estómago se sentía revuelto. Se refería a lo que dije hoy en la sala de estar ¿cierto? ¿Por qué asumiría que un pervertido me hizo daño?

— Pero no, papá, yo estoy bien...—
— Hijo, yo sé que no. Yo sé cómo son esos hijos de puta. Te obligan a estar callado, te obligan a no decirnos nada, te obligan a decir "¡Estoy bien, papá! ¡No pasó nada, papá!"— Mi papá apretó el volante — Yo te voy a salvar, Kyle —

Sus palabras sonaban al borde de hacer algo terrible ¿Iba a morir? Era como esos casos de crímenes.... ¿Va a tirarme por un acantilado y luego sui...? No... No parecía al borde de hacer algo tan... taan malo, espero.

Decidí ser maduro y, en vez de resistirme, golpear o gritar, me quedé quieto, mirando afuera. Mi ventana se empañó, así que tracé una carita feliz. A través de la carita feliz, vi que nos acercábamos a un área con árboles. Dios, tal vez sí que era capaz de abandonarme en el bosque y s... ¡No, basta! No puedo pensar en esas cosas sin saberlo.

— ¿A dónde vamos? — Pregunté, sonando lo más normal que mi cuerpo me permitió. Pero, no obtuve respuesta. Mi padre sólo miraba al frente, como tratando de ignorarme. Me dejé caer en el asiento del auto de nuevo. Sea lo que sea, confío en que no me pasará nada. Mi papá puede ser muy estúpido, pero no es cruel.

•°•°•°•

Un ruido me despertó, sonaba desde unas bocinas en el pasillo fuera de las habitaciones. Lukas también había despertado, y se levantó.

— Oye, tu uniforme está ahí adentro— Dijo, monótono. Señaló con la cabeza un armario pequeño dentro de la habitación. Apenas me di cuenta de lo amplia que era, había una mesa de estudio, libros, un baño... Además, había una litera, yo había dormido en la parte de arriba. Me apresuré a bajar, aún usaba mi pijama. Tomé una playera azul y unos pantalones de vestir de los muchos que estaban disponibles, y me decidí a cambiarme de ropa. Tomé mi playera, pero en cuanto iba a quitármela...
— Hey... Podrías... ¿Cambiarte en otro lado?—

Me volteé. — ¿Por qué? Es rápido, sólo mira a otro lado.—

— No quiero que me veas con tus sucios ojos pecadores.—

Me congelé. Lo dijo con una naturalidad que me heló la sangre. Caminé como en modo automático hacia el baño, y cerré la puerta detrás de mi. Mientras cambiaba mi ropa, me miré al espejo.

La playera azul, mi expresion extraña, mi cabello al descubierto. Definitivamente no era yo, pero, tal vez era un buen comienzo.

•°•°•°•

Después de que ambos estábamos listos, mi responsabili-amigo me guió a dónde todos los chicos estaban caminando. Mientras caminaba, se escuchó otra explosión como la de anoche. Yo volteé hacia atrás, pero mi compañero sólo siguió como si nada.

Finalmente salimos de donde las habitaciones y llegamos a un edificio amplio, con gradas. Había un podio al frente, dos banderas, una de los Estados Unidos, otra que simbolizaba al campamento. De lado izquierdo, había un viejo piano en el que estaba sentado, ensayando en volumen bajo, uno de los empleados del campamento. El podio tenía una cruz católica y detrás de él se encontraban tanto el señor canoso como un pastor. Tragué saliva, eso significa que ésta sería la sesión religiosa que me habían mencionado.

— Bien, chicos, hola, buenos días. Como habrán notado, hay personas nuevas en el campamento desde el día de ayer ¡Denles la bienvenida con un aplauso!—

Se escuchó un débil aplauso incómodo de parte del público. — Tenemos que celebrar que decidieron venir y repararse, en el nombre de nuestro señor Jesucristo. ¡Cantemos, chicos!— Con eso, el joven que estaba en el piano empezó a tocar una canción que desconocía. Todos empezaron a cantar, menos yo y un par de personas.

Al terminar la canción, el hombre canoso dió un corto discurso sobre la importancia de resistir nuestros impulsos impuros, y sobre la familia correcta de hombre, mujer e hijos. Después, introdujo al pastor como "El Pastor Phillips"

— A partir de hoy, van a estar asistiendo a los sermones del Pastor Phillips, tendrán que escuchar atentamente y seguir su palabra.—

Suspiré, aburrido. Mientras el pastor hablaba, sentí un líquido caliente salpicar en mi nuca, junto a otra explosión. Miré detrás de mi y, para mi horror, encontré un cadáver cayendo sobre mi. Ahogué un grito, e intenté quitarme el peso del cadáver de encima. Esperaba pánico, una reacción, miedo, gritos, aunque sea, un regaño pero, nada. Sólo, llegó un empleado, cargó el cadáver, y lo arrastró fuera del edificio. El lugar detrás de mi ahora estaba vacío, y yo sólo pude mirar dónde se encontraba antes uno de los  campistas. Mis oídos zumbaban, pero, aún escuché al pastor seguir con su sermón, como si nada hubiera pasado. Lukas, que se había sentado a mi lado, me tomó del hombro, y me señaló al podio con el dedo, indicándome que pusiera atención. Agarré mis rodillas con fuerza, intentando ignorar la sangre, ya fría, escurriendo por mi nuca a mi espalda.

Jesús odia que soy gay pero Satanás cree q es cool (JOQSG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora