Seungcheol (JiCheol)

Ocho

—Creo que él lo tomo bastante bien —dijo Joshua mientras miraba a Jihoon, que se había desmayado.

Scoups tenía a su compañero acunado en su regazo. Cuando Jihoon se había desmayado, los tres habían tratado de agarrar el ser humano antes que cayera al suelo.

La cabeza de Joshua todavía le dolía de golpear su frente contra la de Soonyoung.

—Al menos no se asustó y trató de apuñalarte con un abridor de cartas o algo así —dijo Soonyoung.

—Eso aún está por determinarse —dijo Scoups—. Esperar hasta que despierte, y vamos a ver si lo intenta.

—Voy a agarrar un poco de ropa —dijo Soonyoung a Scoups antes de salir de la oficina.

Joshua observó la forma en que Scoups sostenía a Jihoon, y algo en su pecho se apretó. No sólo porque Scoups encontró a Jihoon hizo Joshua querer a su compañero -un compañero que todavía no había encontrado- sino porque veía el cambio en Scoups. El mayor de seis hermanos, Scoups siempre había sido el responsable, el que asumía las cargas de los shifter en Sugar Creek, el que ocultaba la forma en que realmente se sentía detrás de su exterior. 

El ver una emoción tan profunda en los ojos de su hermano hacía a Joshua sonreír.

—Ya basta —dijo Scoups.

Joshua frunció el ceño. —¿El golpe lo sacó fuera?

—Esa mirada que tienes —dijo Scoups—. No te preocupes. No soy suave.

—No estaría de más si lo hicieras, al menos con Jihoon. —Joshua levantó las manos cuando Scoups frunció el ceño—. Solo lo digo.

—Déjalo —Scoups gruñó.

Soonyoung regresó con un par de pantalones vaqueros, una camisa y unos calcetines colgando de un brazo, un par de botas colgando en el otro lado. Puso las cosas en el escritorio. —Voy a dejar que te vistas y tienes que hablar con Jihoon. —Soonyoung se volvió a Joshua—. Vamos, entrometido. Dejémoslos.

—No estaba siendo entrometido —Joshua se quejó al salir de la oficina. En cuanto se cerró la puerta, sonó su teléfono. Tirando de él, Joshua respondió—. Di lo que piensas.

—Hombre, la mierda ha golpeado el ventilador —dijo I.M en el otro extremo—. Me refiero a una tormenta de mierda épica si alguna vez he visto una, y tú y tus hermanos están en el ojo de la misma.

Eso no había sido la noticia que había esperado oír. —¿Qué está pasando? —preguntó—. Necesito más detalles. 

—En la calle, tío, es que las hienas están calientes por Scoups. Uno de sus mejores perros fue encontrado muerto en su automóvil, y alguien le dijo a Fingers que Scoups lo hizo. Fingers está volteando su mierda. Dice que va a pagar cinco mil dólares a quien le lleve la cabeza de Scoups.

—¿Qué demonios? —Joshua echó un vistazo a la puerta de la oficina—. Scoups no mató a ninguna puta hiena. Él me lo habría dicho.

—Estoy pasando las noticias, hermano. Si yo fuera tú, ofrecería porque el dinero habla. — I.M suspiró—. Traté de averiguar quién señaló con el dedo a Scoups, pero tengo una nariz rota por hacer tantas preguntas.

—Lo siento —dijo Joshua.

—Pff, viene con el territorio, Joshua. Scoups es mi alfa, y me gustaría tener más de una nariz rota por él. Tú lo sabes.

Joshua lo hacía. I.M era tan leal como se podía. El tipo era humano, pero se consideraba uno de ellos. Trabajaba en una empresa de planeación, pero pasaba el rato en la tienda y había sido sus ojos y oídos en la calle durante los últimos años. I.M era uno de los raros seres humanos que sabía que existía lo preternatural, no había dicho una palabra al respecto.