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|Isla Cupido|

El barco de los Mugiwaras había desembarcado en una mediana isla con tonos rosados, blancos, rojos y magentas por doquier, árboles con hojas en forma de corazones que variaban el tamaño y color, pasto de color rosa pálido, edificios tornados de blanco y rojo, tiendas con logotipos en corazón, casas rosadas y llenas de flores y rosas, el lugar tenía una vibra muy cursi y amorosa, parejas por cada esquina y espacio de la ciudad que toparon apenas llegar, era tal cual, una isla del amor, reinada por Cupido.
El destino fue amable con el capitán de sombrero de paja, ya que casualmente sus "hermanos" también acabaron en la isla, uno por curiosear y otro por hambre.

uh? Aah! ACEE, SABOO —gritó al notar a sus hermanos, corriendo hacia ellos—

—ya nos dejó? —preguntó la navegante al ver tal acción —

—al parecer sí, no volverá hasta que nos vayamos de la isla —respondió su fiel amigo narizón, ya acostumbrado a eso—

Eh!! LUFFY!! —correspondieron al llamado los dos mayores, yendo a por su hermano—

—qué hacen aquí?! —dijo en alto por la emoción —

—tenía hambre —respondió el de pecas y collar —

—me dió curiosidad que hacía él aquí —continuó el blonde de traje—

—yo vine porque me acabé la comida del barco y tuvimos que parar aquí —contó su parte el menor—

no nos sorprende —dijeron al unísono entre risas—

—ustedes hacen lo mismo, verdad?

—puede que sí, puede que no —respondió el blonde—

—Shishishi! Eso es un sí! —señaló a su hermano con gracia, como un niño pequeño —

Los tres hermanos en encaminaron a explorar la isla, siendo confundidos por un poliamor en ciertas ocasiones, pues según lo que oyeron de unas viejitas, era normal ver poliamores de chicos en esa isla, eso había sonado muy específico para el blonde, claramente esto ni lo notaron sus contrarios.
A la noche, ninguno de los tres iba a irse, el barco de Luffy seguía en el puerto, el pequeño bote de Ace seguía en reparación y Sabo no tenía misiones que hacer luego, por tanto decidieron dormir en un hotel para estar más unidos, y no molestar a los amigos del más pequeño en el barco; en aquel hotel, por desgracia, nuevamente los confundieron con un poliamor, solo que está vez no tuvieron tiempo de negar, y rápidamente les otorgaron las llaves de una habitación muy... Decorada.

—es mucho rosa, por qué los otros cuartos se ven normales? —habló el pecoso, inacostumbrado al abundante rosado que tenía la habitación —

—nos llevan confundiendo toda la tarde... Aquí igual, nos dieron una habitación de parejas, idiota —explicó el rubio a su casi gemelo—

—por eso es tan rosa y tiene una cama roja y curva muy extraña?

—sí Luffy, es por eso... (Mis hermanos son unos idiotas...)

—qué habrá en todos estos cajones? —se preguntó a sí mismo el de collar rojo, abriendo los cajones que veía— qué mierda?!

—ahora qué sucedió? —se acercó el blonde a al azabache — oh...

—dios santo... Son un montón de penes de hule! Unos arneses para el cuerpo entero, trajes muy reveladores!! Luffy no puede ver esto! —dijo prepcupado el pelinegro, aferrado al que estaba a su lado—

—creo que no le importa mucho... Dudo que sepa para que sirv-

—son para coger, y mejorar la experiencia, pero no entiendo para que tanto si luego la gente acaba haciéndolo a la clásica! —interrumpió el mencionado, indiferente ante la situación —

—CÓMO SABES ESO?! —gritaron al unísono, preocupados y un poco molestos consigo mismos—

—no sé!

Decidieron que era mejor ir a la cama y olvidar aquello por un tiempo, así que lo hicieron, se acostaron después de haberse retirado las prendas superiores y los zapatos cada uno, lo que no se esperaban ninguno de los tres, es que esa noche estaba siendo muy fría desde el comienzo, y para peor, nuestro lindo pecosito era muy friolento, por lo que todo el rato se montaba en sus hermanos y se dormía en los pechos de estos, pero estos siempre lo regresaban a su parte de la cama y lo cubrían con la sábana de "papel" que tenían ahí, era lo único que había para cubrir en realidad.

—qué frío... Sabo —susurró el azabache mayor—

—dime... —respondió el blonde al llamado, un tanto adormilado—

—tengo mucho frío... Puedes abrazarme?  —preguntó tembloroso, acercándose, al contrario—

—hmm... claro, ven —aceptó, para luego apegar el delgado cuerpo del pecoso al suyo en un movimiento rápido y un poco brusco—

—ah! ¡No tan fuerte, Sabo! —se quejó por la fuerza ejercida al momento de ser abrazado—

—...—hizo silencio, pues la queja del pecoso había sido malpensada por él sin querer—

El azabache únicamente se acomodó en su actual posición, y dejó que el cansancio y sueño se lo llevase como el mar, ignorando el hecho de que el blonde lo había ignorado, y aparte se le coloró el rostro en rosado. A la mañana, alguien o algo había roseado en la habitación un perfume suave, y que ponía el ambiente más de color de rosa, incluyendo a los hospedados, como si aquel perfume fuera en su lugar, esporas del amor, así las vendían en aquella isla, como si fuera lo más normal del mundo entero. Claramente, por el tipo de espora, los tres habitantes del cuarto empezaron a sentirse muy apegados entre ellos, siendo el más afectado, Ace, pues este tenía la gran y extraña necesidad de montarse en sus hermanos, como si fueran caballos de juguete o reales, el detalle, es que se montaba en las entrepiernas, no en las espaldas como debería ser. 

Como cuando eran niños, se metieron a bañar juntos los tres, salieron al tiempo y claramente en toalla para cubrirse lo que ya se habían visto miles de veces, y de grata sorpresa, Ace decidió sentarse justo en la entrepierna del más pequeño del grupo, Luffy ante esta acción, no hizo nada, tampoco le afectó nada, más bien era el rubio el que estaba por morirse, sin razón aparentemente.

—A-ace... Podrías BAJARTE de Lu? —ordenó en formato de pregunta—

—no —negó con voz y cabeza, de lado a lado—

—por qué no? —volvió a preguntar—

—porque n- u-gh~ —se vió interrumpido por un gemido ahogado suyo, provocado por Luffy—

—Ah... Creo que algo se me levantó —habló el azabache menor, totalmente indiferente—

—No jodas! —dijo el rubio, con el alma en la garganta —

One Shots gays de ASLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora