|La rueda de la fortuna|

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Estuvimos andando por la carretera vacía un par de minutos; tal vez media hora. Sentía como los párpados me eran más pesados y bostezaba a cada minutos; claramente cansada y aburrida. Miré al frente y noté unas luces de colores por el horizonte esparciéndose por el firmamento negro. Mi curiosidad en ese instante despertó, el sueño se esfumó y yo pude observar una gran rueda de la fortuna a lo lejos. A los minutos de seguir sobre ruedas pude verificar que nos acercábamos a donde me tenía imaginado desde que vi la gigantesca atracción: una feria.

Sesshomaru estacionó la moto y se sacó el casco. Lo imité quitándome el mío y dejándolo sobre uno de los espejos. Al bajar por accidente tropecé con el asiento y caí con la cara metida en el pecho de Sesshomaru.

-Mira que eres torpe, Kagome. - se burla él ayudándome a incorporarme en una postura recta.

-Tropecé. No es mi culpa que la moto sea tan alta y yo una enana. - cruzo de brazos sobre mi pecho e inflo las mejillas. Sesshomaru se ríe de mi y me aparta un poco, se agacha frente a la moto y hace algo que no presto atención.

Me dedico a observar el lugar. La feria está cargada de atracciones divertidas, hay muchos puestos de comida y tiendas de las que juegas un juego y si ganas te dan algo. Las voces de todas las multitudes se encuchan felices. Hay gritos por allá, risas por ahí y muchos comentarios sobre las atracciones.

-Listo.

-¿Eh?. - volteo a verlo; él se sacude las manos y agarra los dos cascos. En el bolsillo trasero se mete una llave.

Veo el lugar en donde antes estaba agachado y noto que la rueda delantera de la moto está asegurada con una cadena gruesa a un poste frente a ella.

-¿Qué? No me veas así. Además de que es carísima si la roban nos tendremos que ir caminando y siendo sincero contigo no se me dan las caminatas largas. - me dice él.

En ese momento unas incontrolables ganas de reírme surgieron en mi interior. Sin evitarlo comencé a carcajear estrepitosamente y Sesshomaru bufaba.

-Sería una gran idea comenzar con el túnel del terror. - dice poniéndose un dedo en la barbilla y sonriéndome.

-No, por favor. Lo odio. - digo entrelazando mis manos en forma de suplica.

-Ya es tarde. Ahora sentirás las consecuencias por reírte de mí. - dicho así me agarra de la mano y comienza a llevarme al interior de la feria.

Se detiene frente a una tienda en donde compra un montón de tikets para las atracciones y el circo. Sesshomaru agarra un mapa y lo abre. Lo veo escanear todo el papel cargado de direcciones de toda la feria y luego mira al frente con una sonrisa siniestra.

-Más adelante está tu peor pesadilla, Ka-go-me. - dice separando el sílabas mi nombre.

-No, por favor. Te lo suplico. Si me orino encima vas a tener que darme tus pantalones y se lo diré a tu mamá. - le advierto. Él se lo piensa un momento.

-Vale. - suspiro calmada. -Pasemos primero por la tienda de ropa y luego vamos al túnel. Si te orinas te cambias y no pasa nada. Te vas a subir a ese maldito trencito de juguete las veces que sean necesarias para que aprendas a no burlarte de mí. - vuelve a sonreírme siniestro y agarra mi mano nuevamente.

-Noooo. Ayuda, por favor. Está medio del coco. Me quiere meter al túnel del terror. - empiezo a forcejear.

Ok. Creo que estoy siendo demasiado dramática...

-¡Si me subes al tren te juro que te haré subirte al carrusel!. - él se detiene. Cuando creo que lo he vencido se voltea a verme y sus labios forman una fina sonrisa.

Conviviendo Entre VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora