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Tsukasacest. Apariencias:

 Apariencias:

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.˚ ⊹˚˖ Tsukasa, ya cansado de estar completamente solo, comenzó a "alucinar", este imaginaba a alguien exactamente igual a él, pero con otra personalidad. Pronto comenzó a darse cuenta que no estaba imaginando nada, que no eran solo sus pensamientos. Lo que sea que estaba con él era verdad, y acompañaba a nuestro rey.

Cansado de escucharlo murmurar, estaba cansado de su presencia, él era molesto. Lo había comenzado a odiar, ese estúpido payaso lo estaba haciendo sentir molesto. No paraban de molestarse entre sí, para nuestro rey, estar solo ya no era considerado un problema si estaba lejos de aquella "noche".
Ordenó sus papeles, llamó a un sirviente para que le trajera agua, y fue cuando él volvió a aparecer.

- ¿No puedes dejarme solo? Eres tan molesto. Quisiera asesinarte. - aquel payaso le miró con una sonrisa, acercándose mientras no le despega la mirada, no dijo ninguna palabra.

- No te acerques, ¡tu siemple presencia me desagrada! - seguía quejándose aquel rey. Poco sabía que incluso un abrazo de ese payaso sería tan frío e hiriente. Su cuerpo estaba helado. Tsukasa no correspondió su abrazo, al contrario, lo apartó. Tenía miedo de que en algún momento este lo asesinara. Pero después de todo no deja de ser una persona. Aquel payaso lo miró desconcertado, tsukasa devolvió la mirada y se acercó a abrazarlo, su cuerpo cálido logró subir un poco la temperatura de aquel chico.

- ¿Vienes de la nieve? estás congelado.. - el contrario negó con su cabeza mientras correspondía el abrazo sin apartarse, de un momento a otro este fue tomado por el rey, lo cargó como si fuera una princesa y lo llevó a su habitación, allí lo dejó en su cama y cerró la puerta.

- Hay algo mal contigo, no me estás regañando, no me estás molestando.. ¿qué ocurre? - Aquel payaso se puso nervioso, apartó la mirada y bajó la cabeza tratando de pensar en alguna respuesta, no entendía el porqué de estar tan nervioso, tampoco entendía cómo era que aquel rey logró hacer que su cuerpo estuviera más caliente, él siempre estaba frío, parecía incluso muerto.. le era tan complicado encontrar una respuesta que comenzó a tartamudear. En su hogar habitual todos sus amigos tenían esa característica, estaban congelados. Incluso si mil humanos le intentaran subir la temperatura, incluso abrigandose, haciendo ejercicio.. con una chimenea, ni siquiera quemándose vivo podría sentir calor.. ¿Acaso se estaba volviendo humano? No, no había tal cosa como dejar de ser lo que era, suponía que ese rey era especial.. su corazón comenzó a volverse loco, sus mejillas se tornaron de un color rojo al momento de sentir las manos de aquél rey en su rostro, obligando a que lo mire. Se miraron por un corto tiempo, su rey miró su cuello y lo tocó, estaba algo tibio, se acercó sin realmente pensar mucho y dejó marcas en este, las primeras palabras que pronunció aquel payaso en su visita fueron: "¡¡No, un simple mortal no puede hacerme esto!! ¡tú no eres digno de tocar este hermoso cuerpo!"

Y aún así, con sus palabras no logró absolutamente nada, el payaso agradeció eso, no quería rogar para que continuara, no quería simplemente decirle que hacía que todas sus emociones estuvieran revueltas. Incluso para el rey Tsukasa no era diferente, a veces sentirse molesto era lo que daba el toque en su vida, no sabía que necesitaba a alguien molesto para él, que incluso una persona que salió de la nada lograba darle esa emoción a su vida, ese brillo que faltaba. Se sentía tan emocionado mientras tocana el cuerpo de este, se acercó a su rostro y lo besó dulcemente, para que segundos después, su compañero intensificara el beso y comenzara a meter su lengua, jugando con la del contrario mientras que también comenzaba a tocarlo, pasaba sus manos por su pecho, su cuello y mientras que continuaba el beso, su rey comenzó a tocar sus piernas, quitando sus pantalones y separándose. Se agachó y levantó su pierna mientras que escuchaba como el payaso se quejaba una y otra vez, tsukasa comenzó a morder las piernas del más bajo, dejando todo tipo de marcas en ambas piernas, pasando a tocar su entrepierna, tocaba con tanto deseo que hacía gemir a su querida noche.

Comenzó a bajar su boxer y a tocar su pene con delicadeza, empezó a lamerlo como si su vida estuviera dependiendo de eso, como si nunca antes lo hubiera hecho, las manos del contrario acariciaban el cabello de su rey, mientras que este introducía aquel pene en su boca y lo chupaba con ansias. Los gemidos junto con los jadeos era lo único que se escuchaba en esa habitación, no sabía si aquel payaso estaba gimiendo fuerte a propósito o si realmente no podía contenerse aunque tuviera una de sus manos cubriendo su boca, el rey metió todo en su boca y de sus ojos cayeron pequeñas lágrimas, el contrario ayudó a que este pudiera seguir chupando sin problema, tartamudeando cosas que solo llevaban a una cosa: Se iba a venir.

El tiempo transcurrió y el payaso terminó en la boca de su rey, este no lo tragó, sacó rápidamente el miembro de su boca y se acercó a besarlo, dejando que el semen cayera de ambas bocas. Estaban jadeando, pero no estaban satisfechos, querían más, el payaso tomó la iniciativa esta vez y empujó al rey a la cama, quitando su ropa inferior, subiendo la superior acercándose a lamer sus pezones y jugar con estos, tenía tantas ganas de hacerlo, eran rosados, su figura era tan bonita que era imposible no fantasear con este chico. Luego de un rato, dejó de hacerlo y el rey lo miró desconcertado, este le devolvió la mirada y le mostró dos dedos.

- ¿Puede ser tan bueno y llenarlos de saliva, su majestad~? - Este abrió la boca y luego ambos dedos fueron introducidos dentro, aquel rey hizo bien su trabajo, incluso había saliva de sobra en aquellos dedos.

Este se apresuró y primero metió uno, luego otro y comenzó a moverlos sin esperar a que su rey estuviera listo, este daba gemidos constantemente, sentía un placer inimaginable, no sabía que con tan solo dos dedos dentro podía sentirse de tal forma, era fantástico, agradecía estar vivo para poder sentir tal cosa. El tiempo transcurrió y el payaso consideró que era suficiente, este sacó ambos dedos y tomó su pene, metiéndolo de una, escuchando un fuerte gemido de parte se su "pareja" en esta ocasión. Comenzó a moverlo lento, el rey tomó sus sábanas y separó un poco más sus piernas, no evitó gemir en absoluto, seguía dejando sus lágrimas caer mientras que el payaso aumentaba la velocidad y tomaba sus caderas, acercándolo más, era una experiencia única, tal vez no era la primera vez de ambos, pero podían decir que fue la mejor. Con el tiempo ambos se corrieron y el payaso salió del interior de este, dándole un último beso mientras recuperaban el aire lentamente. se acostó a su lado y lo abrazó con fuerza, el rey por primera vez correspondió uno de sus abrazos y se quedaron profundamente dormidos.

Fue una experiencia única, incluso para dos personas que supuestamente se odiaban a muerte, ambos tenían sentimientos por el otro y para ellos era fascinante dejar de fingir odio, aunque aún el payaso le molestara, el rey ya no tenía que fingir más. Fue tan lindo ese momento, tanto que a la mañana siguiente se declararon, se dijeron que lo que realmente sentían era amor, eran tan sinceros el uno con el otro que ambos lloraron de la emoción, sus corazones estaban alegres con tal noticia.
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Cortes. ; PjskDonde viven las historias. Descúbrelo ahora