꒱ | Capítulo 1

454 59 19
                                    

Tarde, tarde, tarde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tarde, tarde, tarde.

Jihyo se quita el delantal y lo cuelga para seguidamente correr al baño y limpiarse el rostro que había sido salpicado de harina con una toalla. Se mira al espejo y se asegura que está decente para seguidamente volver a correr hasta la entrada de su apartamento, allí se pone sus zapatos y toma las llaves de su coche.

Llega tarde.

El sol de la tarde alumbraba el campo de fútbol el cual está siendo vaciado de niños que felizmente parlotean y saltan alegres por su primer entrenamiento de la temporada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sol de la tarde alumbraba el campo de fútbol el cual está siendo vaciado de niños que felizmente parlotean y saltan alegres por su primer entrenamiento de la temporada. Los padres los toman de la mano mientras se retiran del club y Jeongyeon sonríe mientras guarda su botella de agua en su mochila alargada y azul.

Había sido un buen entrenamiento, al menos para ser el primer día y Jeongyeon había disfrutado mucho así que se encuentra satisfecha. Ahora que los entrenamientos han vuelto a comenzar y vuele a hacer lo que más le gusta, Jeongyeon está deseando llegar a casa y tener una agradable noche para si misma.

Pero es justo entonces, cuando estaba dispuesta a guardar el material que había sido usado durante el entrenamiento, algo le detiene.

—¡Entrenadora, Jeong!—La voz dulce y aguda exclama, haciendo que Jeongyeon se de la vuelta.

Allí, en mitad del campo de fútbol vacío, una niña pelirroja sonríe mientras sus manitas sujetan las correas de su mochila amarilla y corre hasta ella.

Park Yunjin. Fácil de saber debido a que es la única niña en el grupo de fútbol infantil.

—Hey pequeña, ¿Que haces aquí?—Le dedica una sonrisa sincera. Y tal vez es debido a que la niña es adorable, o simplemente es el amor incondicional que Jeongyeon siente por los niños.

Cuando la vio llegar hace dos horas atrás, Jeongyeon se había sentido muy emocionada de tener a una pequeña en su equipo, así que nadie podía culparla si sentía debilidad por la niña de ojos marrones.

Al fin y al cabo, había crecido rodeada de niñas.

—Entrenadora, creo que mi mami se ha olvidado de mi—Lo dice encogiendose de hombros como si aquello fuera de lo más normal, haciendo que Jeongyeon levantara una ceja.

¡Entrenadora Jeong! | JeongHyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora