Epilogo

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Becky pasó cerca de una hora analizando lo que haría. Dando vueltas por su habitación, mirando de vez en cuando su celular y la carta anteriormente terminada.

Tenía un ligero brillo de esperanza de que freen la llamaría, pensó que la buscaría ya que había faltado a clases ése día. Pasaban largos minutos y el teléfono permanecía con la pantalla apagada y en silencio, ni siquiera una vibración ni algo similar.Comenzaba a impacientarse, la peli rosa solamente buscaba y esperaba que apareciera una razón para arrepentirse, una sola sería suficiente. Bueno, no cualquier razón, una llamada Freen Sarocha.

Becky, en algún lugar de su dolido corazón, en verdad no quería hacerlo. Pensó que aún había un ligero motivo para desistir y seguir adelante.

Aunque, el tiempo se le estaba acabando.

୨ ୧

Mientras tanto, freen se preocupaba cada vez más. No había visto a la menor durante todo el horario de clases y se sentía culpable.

Esto porque desde que había besado a becky, había cambiado su manera de tratarla. Dejó de llamarla, dejaron de salir a caminar o a cualquier lugar, se apartó de ella lo más que pudo, y sabía bien que sus acciones la lastimaban aún más.

Tenía sentimientos demasiado confusos con respecto a la peli rosa, por un lado pretendía tener coraje hacia ella, después de todo, la idea del beso fue suya. 

Pero realmente, ésa escena no había salido de su cabeza ni por un segundo, ya ni siquiera lograba concentrarse correctamente en la Universidad y había estado distante según palabras de Heather.

Sin quererlo ni aceptarlo, acabó enamorada de becky de una forma considerable. ¿Pero cómo remediarlo? Ya había herido a aquella chica de cabellos lisos y ojeras profundas, y si ahora volvía con su mejor cara diciendo «Me enamoré de ti» seguramente las cosas saldrían mal, pensó.

Además, aún estaba el peli negro. No sabía si en verdad deseaba dejarlo, lo adoraba, aunque ahora... No lograba medir que tanto en comparación con becky.

-No seas idiota Chankimha, ¡ve con ella! - contestó el de menor estatura al terminar de escuchar la historia del mayor.

-Pero... Heather... - suspiró.

-Mira, si él es tan dulce y comprensivo como nos a hecho ver, te entenderá si se lo explicas. - sonrió.

-¿Tu crees Prem?

-¡Claro! Pero hazlo hoy, por favor no tardes más tiempo. - casi rogaba - becky te necesita ahora.

-Tienes razón...

Freen tuvo que buscar a su novio durante el almuerzo aún cuando éste tuviera clase extra. Tenía que arreglar todas las equivocaciones que había tenido durante meses, meses en que se negó a aceptar que becky era más significativa que una simple amiga.

Cada palabra que salía de su boca le era difícil pronunciarla, no era un asunto sencillo de explicar. Pero al final de todo, el chico reaccionó de la mejor manera posible, en verdad era un ángel.

-Ve a buscarla, no esperes a que las clases acaben. - sonrió - Quédate con ella, te ama demasiado por lo que pude ver.

-Eres el chica más dulce. - le dio un último abrazo.

La pelinegra salió del campus sin pedir permiso a ningún profesor, decidió que no la llamaría antes de ir a verla pues quería darle una pequeña sorpresa.

De haber sabido lo que sucedía en casa de la menor, hubiera llamado un sin fin de veces y hubiera corrido con toda la velocidad que le dieran sus piernas.

୨ ୧

Siguió esperando, sentada al borde de su cama con el corazón golpeando fuertemente su pecho.

Llevaba toda la mañana aguardando, esperando un motivo que no llegó.

Lanzó un último suspiro, se levantó lentamente y apagó el celular. Arrastrando los pasos llegó al baño de su habitación, cerrando la puerta con seguro al entrar.

Al mirarse al espejo las lágrimas acabaron por desbordarse de sus ojos opacos. Al verse tan demacrada y rota le dolía, ¿Como pudo dejar que un amor la orillara hasta su punto de quiebre?

Eso sólo demostraba lo que ella tanto aclamaba, de verdad amaba más a freen que a ella misma

-Hoy acabará todo esto. - se dijo en un susurro.

Se recargó en la puerta y lentamente fue deslizándose hasta el suelo, llorando tal vez más fuerte que nunca, dando sollozos lastimeros, y de vez en cuando jalando su propio cabello en busca de liberar su desesperación contenida.

Estaba a punto de hacer algo, la última opción que encontró para frenar todo el dolor que tenía en su ser. Una manera para dejar de sentir, y era una decisión que no tenía ningún retorno.

୨ ୧

Faltaban sólo un par de calles para llegar, freen había demorado más debido a que decidió comprar un gran ramo de rosas rojas y un oso de peluche para becky. No tenía prisa realmente, llegaría aún así.

Con cada paso que daba, un presentimiento extraño aparecía como punzadas en su pecho. Intentó no darle importancia, aunque, debió haber acelerado su ritmo en cuanto comenzó a sentirlo.

Tal vez así no hubiera tardado tanto.

୨ ୧

Las lágrimas se deslizaban por sus pálidas mejillas, la voz casi se le había ido dejándola afónica, sus manos temblaban llenas de ansiedad, y su mirada denotaba miedo acompañado de agonía.

Estiró un poco su brazo izquierdo y de un cajón sacó una navaja de tamaño considerable, con la punta brillando debido al filo que poseía.

La veía con terror, pero a la vez, con una pizca de esperanza.

-¿Tú podrás ayudarme, cierto? - habló por última vez.

Respiró hondo y empuñó aquel objeto con decisión. Dobló la manga derecha del suéter que portaba, y apretó fuertemente los ojos.

Lentamente incrustó la punta de la navaja sobre su muñeca, llegando lo suficientemente profundo como para perforar la vena más visible. La deslizó soltando quejidos de dolor y abriendo de par en par los ojos con miedo y asombro.

La sangre no tardó nada en comenzar a brotar, tiñendo de color escarlata su antebrazo, la navaja y poco a poco el suelo blanco que la sostenía. Mientras más líquido dejaba su cuerpo, más débil se sentía, y menos se escuchaban sus lamentos.

Su dolor se estaba yendo por ésa profunda herida, y con ella, se llevaba también los latidos de su destrozado corazón.

-freen, esto duele. Pero... No tanto como no tenerte. - dijo en un hilo de voz - Me dolió amarte...

Becky, la chica más sensible y bella que alguien pudiera conocer, acabó por extinguirse entre la tristeza y la soledad. Todo lo que alguna vez había sido, ahora se encontraba derramada como sangre sobre el suelo frío, sin posibilidad de volver.

Sus ojos, más brillantes que el cielo mismo, se cerraron para siempre, dejándola en una oscuridad eterna.

              Fin...

[ ... ]

Heather - freenbecky (Adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora