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—Tú también eres linda — le dijo sonriendo antes de abrir la puerta para salir cerrandola lentamente a sus espaldas. Recargo su espalda en la puerta agitada, su corazón latía como loco tanto que parecía que iba a salirse de su pecho, su cara estaba totalmente roja y su respiración era acelerada. Trató de tranquilizarse un poco antes de seguir su camino con una sonrisa de oreja a oreja.
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La rubia estaba petrificada en su lugar, sentía su cara arder y su corazón acelerarse, estaba mirando a la puerta por la que recién había salido la causante de su estado pero a pesar de todo sentía alivio de saber que no había incomodado a la otra, además su crush pensaba que era linda.
Cualquiera que la mirara pensaría que estaba loca por sonreirle como tonta. enamorada a una puerta.
Luego de un tiempo salió de su trance para darse cuenta que iba tarde a su siguiente clase, tomó sus cosas y salió corriendo lo más rápido que pudo aún sabiendo que no llegaría a tiempo pero aún así siguió sonriendo enamorada.
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Todas las clases de la rubia habían terminado y se encontraba caminando hasta su casa estaba a punto de cruzar la calle cuando un auto se estacionó enfrente de ella, Annie levantó la mirada con enojo dispuesta a enfrentarse al idiota que conducía el auto pero todo el enojo que se sentía se fue cuando su mirada se encontró con los ojos grises de Mikasa viéndola.
—¿te doy un aventón a tu casa?—preguntó la pelinegra con una sonrisa en su rostro.
—por favor — Annie se acercó al auto para abrir la puerta del copiloto y entrar al vehículo.
Mikasa arrancó el vehículo y condujo con tranquilidad hacia la casa de la rubia.
—gracias enserió, sino fuera por ti tardaría milenios en llegar a mi casa caminando — agradeció la rubia mientras miraba por la ventana.
—no es nada sabes que puedes pedirme cualquier favor que necesites— el camino hacia la casa de Annie siguió en un silencio cómodo, ninguna de las dos sentía necesario decir algo simplemente disfrutaron del silencio hasta que llegaron a su destino.
—Bueno llegamos—dijo la pelinegra mientras detenía el auto.
—muchas gracias por traerme hasta aquí- Annie se acercó a Mikasa y se despidió con un beso en la mejilla antes de salir de auto y entrar a su casa.
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