Yoongi estaba cansado de ver siempre desde lejos a Anastasia, y justo en ese momento se encontrarían en la sala de ensayo, ya que practicarían para la coreografía de Haegum.
Le habían dicho que solo faltaba que él llegara para comenzar con la práctica, así que en cuanto pudo fue hasta la sala. En cuanto entró pudo ver al grupo se bailarines y a Anastasia, quien había sido una de las encargadas de hacer la coreografía.
La rubia en cuanto lo vio entrar no pudo evitar pensar que sea veía tan bien. Tenía el cabello más largo y caía a los costados de su rostro.
Se pusieron en posición, y Anastasia junto con los demás coreógrafos comenzaron a enseñarles la coreografía a los bailarines y a Yoongi.
Luego de unos minutos de aprender la coreografía y de practicarla, se tomaron un descanso, en el que Yoongi estaba pensando si acercarse a la rubia para hablar con ella. La miraba desde lejos y creía que cada vez caía más fuerte por los encantos de la italiana, tenía el cabello atado en una colita baja, algunos mechones se escapaban y rodeaban su rostro, mientras que una gorra blanca se posaba en su cabeza, un barbijo rodeaba sus mejillas y mandíbula, dejando al descubierto sus labios y su nariz, llevaba puesto un pantalón gris holgado y una remera negra que se ajustaba a su torso.
Decidió dar el primer paso y acercarse, pero justo en ese momento, en el que el asiático quería acercarse al amor de su vida, avisaron que volverían a practicar la coreografía una vez más antes de irse. Anastasia se puso delante junto a los coreógrafos y desde el espejo podían ver si alguien se equivocaba. Todos estaban dando lo mejor de ellos mismos y estaban trabajando de una manera excepcional.
- Buen trabajo a todos. - Dijo la rubia cuando terminaron. Se inclinó hacia delante, haciendo una leve reverencia que fue respondida de la misma manera por los presentes en la sala. Aplausos se escucharon por el arduo trabajo, y luego los bailarines comenzaron a irse.
Anastasia y Yoongi quedaron solos en la sala de práctica, el asiático se había quedado mirando a la rubia, quien todavía no se daba cuenta de que la miraban, y que no estaba sola. Justo cuando había terminado de juntar sus cosas, se dio la vuelta y vio como el azabache estaba parado en el medio de la sala, mirándola.
- ¿Tienes alguna duda sobre la corografía? - Preguntó.
- No, quería hablar contigo. - Dijo Yoongi mientras se acercaba a la bailarina.
- ¿De que quieres hablar?
- De nosotros. - Yoongi podía ver en el rostro de la rubia confusión y tristeza.
- Yoongi... ya no hay un nosotros. Tú mismo lo has terminado. - Dijo tratando de sonar dura, pero en su interior quería que el coreano quisiera volver a lo que eran, porque lo extrañaba.
- Lo sé... Pensé que de esa manera ambos estaríamos bien, que tu no perderías tu trabajo y que podría conformarme con solo verte en los pasillos o en las practicas... Pero no puedo, no puedo soportar verte de lejos y no poder acercarme, no puedo soportar el no tocarte o saludarte con una sonrisa cuando nos vemos en los pasillos. Me duele tu distancia y tu indiferencia, pero las entiendo, porque te he hecho daño. - Yoongi se paró delante de la rubia, quien era más baja que él y miro el rostro de la joven, que estaba cabizbajo.
- No veo que esta conversación tenga sentido. Tengo que irme. - Anastasia trato de rodear a Yoongi e irse de la sala, pero este la detuvo. Con su mano tomó el mentón de la rubia con delicadeza y levanto su cabeza, para que sus ojos se encontraran.
- Tiene todo el sentido del mundo, estoy gastando mi tiempo en ti, en una de las personas más valiosas para mi. Quiero que sepas todo lo que siento, porque así mi conciencia estará mas tranquila. Te extraño, extraño todo de ti, Ana... - La rubia no iba a negar que extrañaba escuchar su nombre junto a la voz del coreano.
Los ojos de la rubia recorrían el rostro del surcoreano, buscando algún ápice de mentira, que no era cierto lo que estaba sucediendo ni lo que le estaba diciendo, se negaba a creer que era verdad, porque solo en sus sueños llegó a ver un momento como este.
— Extraño levantarme y verte ahí, en la cama, con el cabello desparramado por la almohada, extraño abrazarte y dejar besos en tu hombro para despertarte y que desayunemos juntos. Extraño que llegues al estudio, con botellas de agua o con café, porque eres la única que me conoce lo suficiente para saber qué traerme y en qué momento, incluso aunque yo no te lo haya pedido. — Acariciaba las mejillas de la rubia, las cuales eran suaves y se estaban tornando de un color rojizo.
— Yoongi... Sabes que no permitirán que estemos juntos, recuerda las condiciones que nos dieron. Estar juntos es un peligro para tu carrera y reputación, no puedo hacerte eso, no puedo dejar que te ensucies de esa manera solo por estar conmigo... — Anastasia comenzó a hablar velozmente, pero fue detenida por Yoongi, quien le dio un beso en sus suaves y rojizos labios.
Los labios de ambos encajaban tal cual como dos piezas de un rompecabezas, destinados a estar juntos, y si por ellos fuera, vivirían besándose, porque sentían que los labios del otro eran adictivos, una droga porque la que vivirían. Por la falta de aire tuvieron que separarse, lastimosamente.
— Yoongi...
— Te amo, Ana... Te amo como nunca he amado a nadie. Quiero todo a tu lado, quiero vivir contigo, hacer mis proyectos contigo. Quiero que me acompañes al tour, saber que cuando termine, te tendré ahí para mi, que me recibirás con los brazos abiertos y me apoyarás cuando más lo necesite. — Acaricio las mejillas de la rubia, sintiendo como los elásticos del barbijo en cada caricia.
— Si decido volver contigo, ¿Qué nos asegura que podremos estar juntos? — Yoongi entendía el miedo de la rubia, porque él también lo sentía.
— Nada nos impedirá que estemos juntos. Firmaremos el contrato de confidencialidad, porque el tiempo de mi contrato ya ha pasado, podremos estar juntos y nadie podrá decirnos nada. Y luego, los fans tendrán que soportar la idea de que uno de sus idols ha caído a los pies de una bella italiana.
Las mejillas de Anastasia se colorearon de un rojo más potente que antes. Rodeó con sus brazos el cuello de Yoongi, sintiendo como este rodeaba su cintura con firmeza.
— Si, haré todo contigo. Firmaré ese contrato, viviré contigo, te apoyaré y te amaré siempre, Yoongi.
Ese mismo día avisaron a los ceos que querían firman el contrato, no estuvieron de acuerdo, solo BangPD nim, quien había visto el dolor se ambos, fue quien acepto y pidió de forma inmediata unas copias del contrato, las cuales fueron firmadas rápidamente por todos los presentes. Yoongi y Anastasia se sentían felices.
Durante el Tour de D-DAY, Ana siempre se quedaba en el backstage, mirando a su novio, mirando como se emocionaba y sus ojos se llenaban de lagrimas, mirando como se divertía con los fans, y mirando como se divertía con los invitados especiales. Siempre que terminaba un concierto, Yoongi se iba con rapidez del escenario, en dirección a su novia, y cuando la veía, esta lo rodeaba con sus brazos, felicitándolo y diciéndole lo orgullosa que estaba por él. No vamos a detallar lo que a veces sucedía cuando llegaban al hotel, pero ambos se entregaban entre si, demostrándose el amor y apoyo que se tenían.
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𝐀𝐌𝐘𝐆𝐃𝐀𝐋𝐀 | Mɪɴ Yᴏᴏɴɢɪ.©
Romance⌇͎۪۫≈ ᥕᥱᥣᥴ᥆꧑ᥱ ρᥱ᥆ρᥣᥱ‧₊ Yoongi debe acostumbrarse a tener lejos a la mujer que más amaba en este mundo, debía acostumbrarse a verla desde lejos, el no tocarla, el no ocasionarle una sonrisa, el no disfrutar de sus besos, todo porque su amor era algo...