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u n a   s a l i d a   r á p i d a. 

"¿Y si vamos a una salida rápida?" fueron las palabras que provocaron que la chica accediera, y saliera corriendo de la piscina (con ayuda de Memo) a cambiarse de ropa y a preparar algo lindo para ponerse.

Mientras ella ya estaba lista y solo esperaba con ansias el momento en que Ochoa la viera en la orilla de la alberca, Francisco se cambiaba de camisa una y otra vez, sintiendo que una era menos adecuada que la anterior. Estaba estresado, y de no ser porque vio la hora, hubiera probado de nuevo sus camisas. Al final, se colocó una color vino que acompañó con unas bermudas negras. Según él, se veía decente, y sí, de hecho se veía guapísimo.

Corrió hacia el lugar acordado, y se insultó mentalmente, debió preguntar su número de habitación e ir por ella hasta la puerta. Pero, bueno, ya no podía regresar al pasado.

Sonrió al verla. Un vestido blanco y fresco con flores de colores bordadas en la parte inferior. Su cabello atado en una coleta alta, y sus ojos con apenas un poco de delineador. Se veía muy bonita, muy juvenil, muy cómoda.

—Que guapa —halagó—. ¿Lista?

Ella asintió.

—Igual, te ves muy bien. Vamos. ¿Ya tienes una idea?

Guillermo asintió, y estirando el brazo izquierdo para que la chica pudiera tomarlo, y caminar juntos, comenzó a avanzar.

Había encontrado un pequeño restaurante/bar llamado "Zihua Experiencia", parecía muy lindo, y contaba con música a un volumen prudente.

Había muy buenas reseñas sobre el lugar, y por ello, decidió llevar ahí a la bonita castaña. No quedaba tan lejos del hotel, llegaron caminando, y durante el trayecto pudieron conversar sobre diversos temas, como por ejemplo, la razón por la que Memo decidió visitar Guerrero y no otro estado de la república. 

Se excusó diciendo que quería algo nuevo y poco común, pero, la verdad, solo deseaba estar en un lugar donde no estuviera lleno de reporteros y televisoras que al verlo, correrían en seguida. Y sabía que, si bien, Guerrero era un estado hermoso, todas las cadenas de televisión se centraban siempre en Cancún, Puerto Vallarta y Baja California. Estaba convencido de que en Guerrero estaría a salvo, por eso decidió ir ahí.

—Aquí es, muchachita —le sonrió—. He leído que es fantástico. ¿Sí te llama la atención? 

La castaña admiró la entrada. Parecía muy bonita, luces neón adornaban el marco de la puerta, y las letras tenían una especie de letra cursiva muy elegante y bella. Sin duda, le gustó a la joven.

—Claro que sí, Memo. Entremos.

Eligieron la mesa más apartada, querían privacidad y menos ruido. La carta les fue entregada en seguida.

—¿Qué se te antoja?—preguntó Ochoa mientras leía—. Yo quiero camarones. 

Ella pareció pensarlo.

—Yo quiero un frappé de capuchino.

Memo la miró de inmediato.

—¿No quieres comer algo?

Negó.

—Comí antes, no te preocupes. No tengo hambre en realidad.

Sin estar del todo convencido, dejó que la joven pidiera sólo su frappé, se prometió a él mismo comprarle otra cosa para comer saliendo de ahí, llegó a creer que quizás nada se le había antojado, y que le había dado vergüenza decirlo. Pero, le compraría algo de cenar más tarde.

Su pedido llegó pronto, la mesera se apresuró a entregar el frappé, los camarones, y una bebida de cortesía a Memo Ochoa, no le pidió ninguna fotografía por respeto, después de todo, se encontraba a muchas celebridades por ahí, y entendía que no les gustaba ser molestados en su hora de comida o de cena.

—Lindo detalle—reconoció el portero—. ¿Quieres? 

—Aaah, no suelo beber mucho, Memo. Y desconozco que bebida sea.

Él asintió.

—La probaré, y si sabe bien te invito, ¿te parece?

—De acuerdo. 

Probó la bebida con cautela, y quedó encantado con el sabor. No podía describir qué era, pero, podía reconocer el tequila, estaba mezclado con algo, pero, no supo con qué exactamente. Le compartió a la chica, e igualmente, quedó encantada.

—De hecho, está delicioso. 

No esperó más, y pidió en seguida otra bebida igual.
Ambos disfrutaban del sabor del tequila combinado con alguna otra bebida, quizás vodka, o ron, o... bah, que importaba, no querían pensar en ello, solo dejaban que el sabor se quedara impregnado en su garganta, y continuaban bebiendo con entusiasmo. Guillermo ni siquiera probó más de tres camarones, se la pasó pidiendo más y más de aquella bebida, seguían sin saber el nombre.

Memo alzó la mano. Esta vez, la chica estaba ocupada, y quien se acercó fue un chico.

—Sí, diga.

—¿Me traes otros dos de estos? No sé su nombre—rio —. La chica me los trajo.

El peli negro que los estaba atendiendo miró el interior del vaso vacío, acercó su rostro a la copa, y pudo oler un poco. 

—¡Ah! Se llama Amor de Verano. Claro que sí, les traigo sus bebidas en un momento —se alejó con una sonrisa enorme.

Memo sonrió, ya se encontraba un poco ebrio, y su acompañante tenía el rostro sonrojado por la bebida, igualmente, estaba un poco pasada de copas.

—Que lindo nombre, ¿no crees?, Amor de verano...

Ella asintió.

—¿Cuántos llevamos?

Guillermo se puso serio por un momento, solo para intentar recordar cuántas veces le había pedido a la mesera otra copa.

—Creo que cinco—respondió—. Pero, no siento que me esté pegando mucho. ¿Tú? Apretó los labios antes de responder.

—Puede que un poco, pero, es porque no bebo seguido. Igual, está delicioso.

—¿Verdad que sí?—Guillermo sonrió—. Me encantó, eh. Parece haber sido hecho especialmente para nosotros. 

La castaña se sonrojó todavía más.

—Ah cierto, soy un idiota, perdóname— le tomó la mano por encima de la mesa—. ¿Cómo te llamas, preciosa?

A ella se le iluminó el rostro, como esperando a que Memo le hiciera esa pregunta en algún momento.

—_____, Memo. Me llamo _____. 


un cap más jsjs. <3

espero que les haya gustado :3 dejen estrellita y comentarios si lo desean. :3 

un beso. 

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⏰ Última actualización: May 16, 2023 ⏰

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Amor De Verano; memo ochoa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora