°Mi nombre es ange°

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   Él es el vampiro que deseo y es algo que sé desde la primera vez que vi sus ojos, si el destino hubiera maquinado todo distinto también estuviéramos juntos porque hay seres hechos el uno para el otro, lo que, aunque suene como un cuento es la verdad porque el mundo está lleno de misterios y todo lo que debe ser un mito es cierto. Nada se extingue, nada desaparece, solo se oculta en las sombras hasta el momento de salir a la luz.  Ese momento ha llegado, dejando destrucción a su paso... No sabemos el final,  sólo conocemos el pasado. Todas las historias no son felices pero todas las historias tampoco pueden ser caóticas, eso es algo que ya se sabe. 

 -PRIMER CAPÍTULO-                               
       Yo soy Ange, mi madre falleció a mis 10 años de edad. Ella era una mujer buena y dulce pero mi padre desde entonces ha sido un total fracaso, sus maltratos eran cada vez más recurrentes, es lo único que recibía. Al cumplir 15 años me vendió como sirvienta a unos señores que realmente nunca conocí. No podía salir de esa casa, sólo trabajaba cada día de mi vida sin descanso. Pero siempre sentí un vacío, algo que faltaba, era como si la realidad fuera lo falso, esperaba algo aunque no sabía qué, tal vez era normal, o tal vez no.
......................
     No puedo decir una sola palabra, el dolor es sordo en mi ser. El lugar es terrible y mi aspecto... nada de eso importa ahora, mi padre ha muerto y aunque no era buen padre, era el mío. No sé dónde estoy.
    Escucho unas voces que provienen de lejos y  un rato después entró un hombre de aspecto pálido, casi enfermizo en la estancia.
  Me puso unas cadenas y me dijo: - Vamos, el señor la espera.
   Me doy cuenta que ya no estoy en la propiedad de mis señores y ahora me dicen que me espera un nuevo señor.
        Tras caminar por un oscuro túnel, llegamos a una habitación, en ella parecía no haber nadie, pero de la esquina más oscura emergió un macabro sujeto. Se sentó en una silla muy lujosa y tras un chasquido de dedos llegó una chica que cortó su muñeca y derramó todo el líquido rojo en una copa, de la cuál él bebió.
-Tú... pequeña-dijo-eres el pago de una gran deuda de un ser tan irracional como tu estúpido padre. Eres un ser tan insignificante, pero para algo servirás.
   Las palabras se atascaban en mi garganta, su voz era grave e inspiraba terror a pesar de no poder distinguir bien sus facciones en la oscuridad.
   - Ahora, largo de aquí, basura- dijo- ya encontraré la manera de deshacerme de ti y que sufras. Me encanta que los humanos sufran.
        Luego de eso un sujeto, que estoy segura era un guardia y no otro esclavo me llevó a un calabozo con muchas otras personas. Las lágrimas corren por mis mejillas, todos mis pensamientos son de ira.
       Veo al guardia parar al lado de otro y le dice: - Hay nuevos compradores, espero que hagan buena compra.
        Seré vendida, me da miedo lo que puedan hacerme. Siempre pensé que sería sirvienta en aquella casa pero acabaré como una verdadera esclava. Mi personalidad es fuerte, no me gusta suplicar o rendirme ante nadie pero ya no tiene sentido escapar, me encontrarían de inmediato esos monstruos.
       En este calabozo hay muchos esclavos, sentados en el suelo, algunos con sangre en su cuerpo seguramente por forzajear con los guardias. Algunos son niños, otros ancianos y mujeres.
      Me siento en el frío suelo con las rodillas levantadas, apoyando mi cabeza en ellas, cerrando los ojos, tratando de no pensar en nada.
  -Oye, levanta.- de pronto entra un guardia apurándonos. Y nos levantamos todos para la fila de salida de el calabozo.
     Tengo unas ganas incontrolables de llorar, gritar, golpear a esos guardias que hablan de nosotros como si fuéramos un producto.
        Pasamos por unas escaleras llegando a un pasillo bastante largo y oscuro para llegar a una especie de habitación-sala bastante extensa donde hay una enorme mesa con personas sentadas a su alrededor. Personas bastante acomodadas de dinero según sus atuendos. Deben ser los compradores. Nos paran frente a la mesa por fila de frente a ellos, dejando que nos inspeccionen completamente. La última mujer de la izquierda me observa, lleva un vestido rojo vino y cabello suelto, con un aire de superioridad y mandato y una mirada que me hace temblar de miedo. Ruego que no me escoja, cambia la mirada hacia otro esclavo y suspiro de alivio.
..............
    
     Pasé cinco días en el mismo calabozo, amarrada, sin comer y con muy poco para beber. Hasta que el mismo sujeto que me sacó anteriormente entro y me inyectó algo en el cuello, luego todo quedó oscuro.
       Desperté en una habitación con una cama cómoda y paredes blancas. Todo es muy extraño, no sé cómo he llegado aquí pero mi vida es como un vacío.
     En la habitación entró una chica de aspecto mucho más sano que el hombre de el calabozo.
    - Debe vestirse y comer, luego conocerá a su nuevo amo-dijo la chica como un robot.
   Sentí como la ira se apoderaba de mi y ya no aguantaba ser la propiedad de nadie, no soy un maldito objeto.
   - YO NO SOY DE NADIE- grité y sentí que no era yo en ese momento, la agarré de el brazo hasta que pude ver que perdía el conocimiento y empalidecía. Luego salí corriendo, la verdad es que no entiendo nada. Realmente todo es un caos y el caos te consume.
      Corriendo solo pensaba en la pobre chica. Que le pasó? Lo hice yo? La hacía pagar una culpa que no era suya. Tal vez y yo no era mucho mejor que los monstruos que gobiernan este mundo.
         Seguí corriendo hasta que sentí que mis piernas dolían, no había salida de esa gigantesca casa. Estaba tan enfrascada en mis pensamientos que no me di cuenta de que había alguien más, no estaba sola. Ahora estaba perdida. Unos ojos azules claros que semejaban al hielo me miraban desde la oscuridad, entonces salió y me quedé completamente atónita ante el imponente ser ante mi, tan hermoso que hace que olvides su naturaleza que bastante se resalta por esa aura oscura a su alrededor, como el mejor depredador.
       - Soy Evan, pero para ti seré tu señor- dijo con una voz tan profunda que hizo que ya no tuviera el valor de antes.
       Luego pasó por mi lado y dijo muy cerca de mi oído: - y verás como aprendes a comportarte, Hexe.
       Yo solo me quedé parada, con la piel de gallina, pero no tenía miedo. Su acento era muy extraño y juro que la próxima vez no me quedaré callada. Ya no tengo miedo a morir, ya la vida vale muy poco para mi... aunque es muy confuso si en verdad me miraba como si quisiera matarme.

MEINE HEXEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora