Capítulo 3: Trato

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Narra Jungkook.

Estaba acostumbrado a las aventuras de una noche.

Es decir que después de acostarme con cualquier chico que conociera para algo casual, encontraba la manera de echarlo sin dejar espacio para la culpabilidad.

Y el hermoso chico castaño con el que me había acostado no sería la excepción.

–Escucha... _Mierda, ¿cómo se llamaba– ,cariño. Creo que debes irte, tengo que ir a clases.

Traté de sonar lo más delicado posible, él arrugó su entrecejo como si no entendiera.

–¿C-clases? –Le costó hablar.

Esperen, ¿y si el chico con el que me involucre tenía una especie de discapacidad?

Carajo, estaría en graves problemas.

¿Por qué bebí tanto anoche? ¿Por qué decidí salir a la discoteca? Me hubiera quedado en casa como el estudiante aplicado que finjo ser delante de mis padres.

–Sí, debo ir a la universidad –Me levanté y me dispuse a colocarme ropa nueva.

Volteé mi cabeza al comprobar que el chico continuaba en la cama.

–¿No vas a vestirte?

El castaño arrugó su entrecejo sin entender y examinó su alrededor.

–Ropa sucia.

¿Qué clase de lenguaje era ese? ¿Por qué hablaba de esa manera tan... peculiar?

No obstante, tiempo para preguntas era lo que no tenía. Además, ¿por qué me interesaría tanto por un chico al que no deseaba volver a ver?

–Okayy, entiendo –Sonreí con extrañeza– .Puedo prestarte algo de ropa, si quieres.

El chico no espero ni un segundo más y se dispuso a revisar mi armario de arriba abajo. Tiró varias prendas al suelo hasta que dió con una camiseta que tenía estampada la mascota de mi universidad.

–No creo que sea de tu agrado –bromeé.

–Silencio –ordenó.

Obedecí cerrando mi boca de inmediato y él se dedicó a vestirse. Noté que lo hacía con algo se dificultad.

–¿Necesitas ayuda?

–Silencio –repitió.

–Ya –Puse mis ojos en blanco– .Veo que no eres muy simpático.

Finalmente, logró ponerse la camiseta y sonreí de manera involuntaria por la ternura que me causó ya que la misma le quedaba similar a un vestido.

Con ambos listos, nos dirigimos a la puerta y al salir del departamento, la cerré con mi tarjeta.

–Bueno, fue divertido, pero realmente debo irme.

No mentía, tenía clases en diez minutos y mi promedio se vería afectado si volvía a llegar tarde como acostumbraba todas las mañanas. Pero yo no tenía la culpa, quien la tenía era mi hermosa cama que se asemejaba a una nube de algodón.

–¿Eso no te molesta? –interrogué cuando el chico no respondió.

Él meneó su cabeza.

–Está bien, emm...

–Taehyung –dijo  sin mostrar expresión alguna– .Es mi nombre terrenal.

–Claro, ¿puedo llamarte bebé? –Relamí mis labios coqueto.

–No.

–Que rudo –Reí e hice el ademán de irme– .Bueno, hasta luego.

La mano de Taehyung en mi brazo me detuvo.

–¿Esperar a ti?

–¿Eh? –pregunté confundido.

–¿Yo deber esperar a ti?

–No, no puedes esperarme. Debes irte –indiqué el campus universitario frente a nosotros.

–No, yo deber esperarte.

–No, tú deber irte –remarqué cada palabra y un segundo después me percaté de lo ridículo que estaba sonando. De un tirón, me solté de su agarre– .Sólo vete, me estás dando miedo.

–Miedo –repitió con dificultad– .Sentimiento malo.

–Sí, como lo que siento en este momento –Sonreí falsamente antes de escaparme y dejar atrás al castaño.

Esperaba que el chico entendiera que yo no quería volverlo a ver ni en fotografía y que se fuera cuanto antes a su casa.

Despues de todo, mi vida se basaba en eso, acostarme con chicos que generalmente no conocía, sin lazos, sin detalles, sin nada. Si recordaba sus nombres era mucho pedirme.

Pero de nuevo no era mi culpa. Ninguno de esos chicos me interesaban más allá de su cuerpo, ¿así que por qué debería perder mi tiempo en cosas que no me importaban y que sólo eran una pérdida de tiempo? No necesitaba saber cuál es el color favorito de alguien para meterme entre sus piernas.

Pasé el resto de mi día entre apuntes y charlas aburridas de profesores. Lo más interesante fue el debate entre dos alumnos sobre un caso de divorcio. Me gustaba el chisme.

–¿En serio te acostaste con un lunático? –Yoongi, mi mejor amigo se carcajeó luego de escuchar mi anécdota.

Él solía acompañarme a mi departamento todas las noches, ya que la residencia en donde vivía era demasiado cercana.

–Sí, me sorprende que no me haya asesinado mientras dormía.

La expresión de Yoongi se tornó más seria.

–Ya te lo dije...

–Debo tener más cuidado, lo sé –completé por él– .Tranquilo, hermano mayor, sé cuidarme.

Yoongi hizo una mueca.

–No me llames de esa manera, sabes que no me gusta.

–¿No eres mi hermanito?

–No, soy tu hyung –corrigió.

–Eres demasiado pequeño para ser un hyung –Le revolví el cabello.

Él me apartó y gruñó al igual que un ogro.

–Eso cinco centímetros de diferencia elevan tu ego.

–Eso que no has visto lo que traigo dentro de los pantalones.

–¿De nuevo guardaste tu desodorante allí?

–Ja, ja, tan chistoso –Entrecerré mis ojos– .Como sea, ¿vamos de fiesta?

–Es Lunes –Me recordó.

–¿Y qué? No hay que discriminar a los días de la semana, hay que tratar a todos por igual –defendí.

–Mejor, dejémoslo para otra noche. No quiero que vuelvas a recrear "¿Qué pasó ayer?".

Yoongi me palmeó el hombro y se alejó como el traídor que era. Genial, ahora no tendría más opción que beber solo.

Bueno, a menos que uno de mis calientes compañeros de universidad quieran venir a estudiar a mi departamento. Corrección, directo a mi cama.

Está bien, lo admitía, me encantaba el sexo. Era un buen pasatiempo.

Sonreí perverso y rápidamente saqué mi teléfono del bolsillo por mientras que subía las escaleras de la entrada. Sin embargo, detuve todos mis movimientos y abrí mis ojos con pánico cuando lo ví.

Taehyung continuaba esperándome en el mismo lugar donde lo había dejado.

Y sólo podía pensar en que ese chico sin dudas no era alguien normal.








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⏰ Última actualización: Jul 25 ⏰

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