LUNA ROSA

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Gulf salió del sótano y atravesó el campo de deportes del Instituto, a paso lento, pero con la respiración agitada. No paraba de preguntarse porqué había despertado solo y si todo había sido producto de su imaginación o un sueño.
Todo había sido demasiado intenso, demasiado placentero. Demasiado perfecto...para ser real...
Cuando llegó al patio interno que se extendía frente a las aulas, notó que todas las miradas, de sus compañeros de clase que ya habían llegado, se empezaban a posar sobre él.
No era nada nuevo. Siempre lo miraban como si fuera un bicho raro. Pero ahora Gulf sentía que no eran sólo miradas. Todos cuchicheaban entre ellos, sin disimular.
Su teléfono comenzó a vibrar en su mochila. Y a sonar. Recién conectado al wifi del Instituto, empezaban a caer todos los mensajes atrasados.
Miró la pantalla y una imagen lo dejó perplejo.
La imagen, compartida miles de veces en una red social, era de él. Se podían apreciar claramente su rostro y su torso desnudo. Estaba dormido y se veían en su cuello inconfundibles marcas rojas de besos.
Gulf entendió entonces, con dolor, las miradas y los cuchicheos.
Estuvo seguro de que no le haría bien leer el posteo. Pero quería saber qué nuevos insultos y qué nueva forma de humillación contra él había convertido Mew en tendencia esa mañana.
Con la boca seca y el corazón doliéndolo en el pecho, y pensando en que saldría de allí, buscaría la forma de dormir y no volver a despertar jamás, leyó el texto que había debajo de su foto:

¡Feliz cumpleaños para la persona que más amo en esta vida!
#MewGulfLunaRosa

Asorado, Gulf levantó la mirada y se encontró con los ojos más lindos que había visto en su vida. No había sido un sueño. Todo había sido real.
Y antes de que pudiera decir algo, aquellos labios que tanto había odiado...y luego deseado, se posaron en los suyos, y entre algunos aplausos y exclamaciones de alumnos asombrados, le susurraron un delicioso
¡Te Amo!

Fin...