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—¿Por qué...querrías besarme?

Fue lo único que Gulf pudo responder, después de un minuto entero en profundo silencio.

"¿Por qué me mira de esa manera?
"¿Por qué me hace esa pregunta?
"¿Será que me dio un golpe, sin que me diera cuenta y en realidad ahora estoy tirado en el piso, inconsciente, soñando con él...?

La mente de Gulf no podía parar de hacerse preguntas...

—¿Por qué...no querría besarte?— susurró Mew.

—Porque soy un chico...y tú eres hétero...y odias a los gays y...

Mew puso sus dedos sobre los labios de Gulf, haciéndolo callar.

—Esta noche, ...aquí contigo...me he dado cuenta de muchas cosas. Me he dado cuenta de que estaba equivocado...en todo. Llevamos aquí encerrados más de ocho horas... He hablado más contigo en todo este tiempo de lo que he hablado con cualquier otra persona. Me has hecho reír, me has hecho llorar. Yo nunca lloro... La última vez que lloré fue cuando...mi madre...se fue a un lugar mejor... Y mientras yo te hablaba y tú me escuchabas, pensé que sería lindo tener un amigo como tú. Porque nunca tuve un amigo como tú. Ahora me doy cuenta de que no conozco verdaderamente lo que significa la palabra amistad. Mis amigos...son sólo para las noches de diversión pero no para los momentos en los que la vida duele: no tuve amigos ninguna de las veces que mi padre me golpeó, no tuve amigos cuando mi madre se enfermó, no tuve amigos cuando internaron a mi hermanita por un tiempo en un psiquiátrico...

— Realmente...me gustaría que fuésemos amigos...— la voz de Gulf temblaba— Yo sí voy a estar en esos momentos en los que la vida te haga doler...

_ Yo quería que fuésemos amigos, al principio, la primera o segunda hora de este encierro... — lo interrumpió Mew— Pero ahora me doy cuenta de que uno no puede tener un amigo al que cada vez que mire se pregunte qué gusto tendrán sus labios...

Gulf respiraba agitado. Mew lo miraba como nunca antes había mirado a alguien.
Gulf intentaba enumerar en su mente todas las razones por las que besar a Mew era un pésima idea. Pero sólo podía pensar en aquellos labios rosáceos que tenía ahora tan cerca de los suyos.
Y en un segundo, el miedo, el odio, los dolorosos recuerdos y los insultos, todos se derrumbaron y desaparecieron con un simple movimiento de su cabeza, diciendo que sí...
Mew no perdió tiempo, y lo besó.
Fue un beso cargado de deseo, que había estado reprimido hacía mucho tiempo, y ahora, bajo aquella enigmática Luna Rosa, era por fin liberado.
Sus desesperadas lenguas se buscaron, se entrelazaron y sus labios comenzaron a consumirse en un fuego arrebatado.
Las pasiones salieron a flor de piel. Las caricias comenzaron tímidas pero sólo bastaron un par de segundos para que los gemidos de placer de ambos inundaran todo el lugar.
Sentados sobre unas viejas cajas, los dos semidesnudos, entrelazados, susurrándose dulces palabras al oído, Mew terminó por llevar a Gulf a la locura. Y cuando lo sintió completamente extasiado, desesperado y rogando por más, se entregó por completo, también él queriendo más.
Al principio entró lento, apenas unos centímetros, esperando que Gulf se acostumbrara a él. Le llenó la boca y el cuello de besos fogosos y cuando estuvo seguro, entró un poco más.
Temió lastimarlo pero un gemido  profundo de placer de Gulf lo hizo vibrar y por fin sintió que era el momento.
Comenzó a hacerlo suyo, con movimientos cada vez más arrebatados, mientras mordía sus labios y apretaba sus muslos trayéndolo más hacia él. Y no lo soltó hasta que sintió que Gulf se quedaba sin aliento.
Abrazándolo fuerte, Mew pasó el resto de la noche contemplándolo en silencio, velando su sueño y sintiéndose la persona más afortunada del mundo.
Hasta que junto con las primeras luces del nuevo día, la puerta de aquel sótano se abrió y el viejo portero del colegio apareció con un gesto de sorpresa.
Mew sintió vergüenza. Y sin despertar a Gulf, tomó su mochila y salió de allí a paso presuroso, sin mirar atrás ni una sola vez...

LUNA ROSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora