𝗦𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲 ♡︎ |ᵃᵍᵘˢ ʸ ᵉˣᵉ

𝟤°

•ᏢႮᏴᏞᏆᏟϴ•

━ 𝙽𝚊𝚛𝚛𝚊𝚍𝚘𝚛 𝙾𝚖𝚗𝚒𝚜𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎;

Exequiel se mira por última vez en el espejo, mira no muy convencido su vestimenta. Un pantalón formal de traje, junto a una camisa blanca y un saco del mismo color que el pantalón.

A la habitación entra Langoni, su ex compañera de equipo, y su con cuñado ahora. Los morochos se sonrien.

— ¿Estás nervioso?. —le pregunta Langoni.

— si boludo, nunca fui a esos eventos con ella... No se. —le contesta Zeballos, suspirando.

— y pero está bien gato, ella va a tus partidos... Es justo que la acompañes en una noche así. —aconseja Langoni.

— si obvio, estoy medio agobiado por el tema del viaje y demás. —se pasa las manos por la cara, tratando de calmarse.

Los nervios del ex 7 de boca se notaban a lo lejos, de sólo pensar que tenía que acompañar a su mujer a unos premios, los Billboard, le daba nervios.

Nunca se habían mostrado tanto públicamente, si bien siempre mostraban poco y nada, Exequiel sabía que estar ahí apoyándola en ese momento tan importante para ella iba a hacer bonito.

Le daba miedo que los medios tiren abajo todo, tras los errores que cometió en el pasado.

— ya tenemos que ir. —la voz de Langoni asusta a Zeballos, ya que se había quedado pensando.

— tengo que hablar con mi vieja. —Exequiel saca su celular del bolsillo.—, Tengo que ver cómo están mis hijos.

— chango, se hace tarde y Agus te está esperando. —Luca le agarra el brazo, apurandolo.

— ¿Vos vas a ir con Maite?. —le pregunta rápido, de alguna manera quería tener a alguien para escapar cualquier cosa.—, Dale gil.

— va Maite, pero yo no. —se le ríe el morocho, por cómo estaba.—, Anda y hacele saber a todos esos pajeros que está con vos, dale.

No tan convencido Exequiel se sube al auto, el cuál lo iba a llevar hasta donde estaba Agus. Ya que ella tenía que arreglarse más, en parte era su noche.

La imaginaba pasando por la alfombra, y sonreía, amaba ver a su mujer feliz, haciendo lo que amaba.
Langoni tenía razón, Agus lo acompañaba a los partidos, siempre estaba ahí alentandolo, ¿Por qué él no podría hacer lo mismo con ella?.

El chófer estacionó frente al edificio dónde se encontraba su mujer. Baja y puede ver cómo Agus iba saliendo.

Al morocho se le escapa una sonrisa tonta, al verla con un vestido color azul oscuro lleno de brillos, tenía un escote en V que le resaltaban los tatuajes que lo volvían loco. Tenía un maquillaje hermoso, que resaltaban a la perfección con sus ojos color verde.

— ¿Sabías usar algo que no sea ropa de fútbol?. —ríe su mujer, agarrando su mano.

Pero Exequiel no podía hablar, había quedadl totalmente embobado al verla. No tanto cómo el día de su boda, que tuvieron que darle algunos minutos para que reaccioné, estaba completamente enamorado de Agustina.