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▬ 𝙴𝚡𝚎𝚚𝚞𝚒𝚎𝚕
Visualizo como Agustina se va al baño, no puedo evitar ver la hermosa figura que le hacía ese vestido que no les voy a negar, me volvía loco, mi orgullo me gana, y no sabía porque.
— te la comes con la mirada y la estás ignorando. —la voz de Enzo me saca de mis pensamientos.
— hay cosas que tengo que saber todavía. —es lo único que digo tomando un poco de vino.
— ¿saber? Chango no. —niega mirándome y yo lo miré también.—, Nunca preguntes sobre el pasado, porque no te va a gustar la respuesta.
— yo sí necesito saber. —le sonrió forzadamente.
Siento unas manos en mi hombro, al mirar me encuentro con Melanie, quien miraba hacía una dirección fijamente.
Miré hacía la misma dirección de ella y pude ver cómo Agustina estaba cruzando palabras con Orellano, me levanté de mi lugar con la mirada de nuestros amigos en mí, mi prima me miró cómo diciendo que no haga nada.
Voy hacía dónde se encontraba mi mujer con cara de culo, Luca me estaba mirando desde antes de que llegue y pose mis manos en la cintura de Agustina, para apretarla con fuerza contra mí y poner mi mejor cara de soberbio.
— ya trajeron la ronda de tragos, mi amor. —me dediqué a dejar un cortó beso en sus labios.
— eh si. —me mira confundida y después mira a Orellano.—, Disculpa.
— no pasa nada. —se ríe mirándome.—, Vaya con su, con él. —le guiña el ojo.—, Y mándale saludos a Lio, debe estar grande.
Tense mi mandíbula al escuchar eso y las manos de Agustina apretaron con fuerza mi cintura para empezar a caminar hacia nuestra mesa.
— ¿por qué te hablo? —le susurré mientras caminábamos abrazados.
— quedaste cómo un idiota chango. —me dice abrazándome también, teníamos que disimular.
— perdón por no soportar ver a mi mujer con su ex. —digo enojandome.
— cuando lleguemos vamos a hablar, si querés saber todo, bueno. —me mira y se aleja.—, A bancarsela.
