¡¡Día en la playa con Ian!!

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Me puse de pie rápidamente, y él me siguió. Ordenamos la cocina y mientras Ian lavaba las cosas que habíamos utilizado para preparar nuestros postres helados, yo limpié la mesa, acomodé las sillas en su lugar y barrí. Ninguno interrumpió el extraño silencio que invadía la casa, haciéndola fría e incómoda.
Al terminar, recibí un mensaje de mamá diciéndome que ya estaban en camino.
- Bien, em... ya es tarde- dijo Ian observando mi rostro y leyendo mis pensamientos con facilidad.
- Sí, sí -solté nerviosa,demasiado rápido- Oye, gracias por el helado...- vacilé haciendo que sus ojos verdes se clavaran en mí, expectantes, esperando que mencionara algo más.
Pero resulta que soy demasiado estúpida para estas cosas y realmente no sabía qué decir. Así que únicamente le devolví la mirada.
Silencio otra vez.
- Escucha Ali- suspiró, pasando una de sus manos pálidas por su cabello negro- Lamento lo de antes, no sé qué sucedió...- bajó la mirada de forma brusca.
Oh demonios, se veía tan malditamente tierno sonrojado.
Sin darme cuenta solté una risita suave que acompañó la sonrisa de mi rostro.
- También lo siento- dije disculpándome sin sentirlo de verdad. ¿ Por qué no me sentía mal por haber correspondido a su beso?

Caminó rápidamente hasta la puerta de entrada con las manos en los bolsillos delanteros de su pantalón y lo seguí.
- Vendré a buscarte a las once mañana, para nuestro día en la playa- exclamó- Hey , no te duermas.
Los fines de semana admito que siempre duermo hasta muy tarde, y más de una vez lo dejé plantado por cumplir responsablemente mis horas preciadas de sueño.
Reí y le dí un suave empujón con la mano.
- No es mi culpa que quieras hacerme madrugar un sábado o incluso un domingo- me defendí.
- Oh, claro- exclamó entre carcajadas- Levantarse a las once del mediodía es madrugar para tí, lo olvidé; siento mucho ser tan desconsiderado.
- Vete de aquí, tú no entiendes mi lógica.
Reímos un instante y en un movimiento rápido y sigiloso se acercó y depositó un beso dulce en mi mejilla.
- Cuídate, Ali- gritó caminando por el jardín, dejándome sola en la entrada, con cara de idiota- Y saluda a tu madre por mí.
Antes de comenzar a verlo trotar hasta la entrada de su casa cerré la puerta. Podía sentir el calor de sus labios sobre mí mejilla a pesar de que ya se había ido.
Y no debería gustarme, ¿verdad ?

* * *

Sam, la tía Ellie y Luna ya habían llegado. Acomodaron sus cosas en las dos habitaciones de visita que les habíamos mostrado, cada una en cuartos diferentes lo que les agradó un poco.
Lo primero que hicieron además de abrazarme fue ir directo a las habitaciones para cambiarse las prendas con las que viajaron y acostarse a dormir . Había sido un viaje muy largo por lo que estaban cansadas.
Le expliqué a Samantha que mañana iría a la playa con Ian, pero que estaría de vuelta lo antes posible para pasar tiempo con la agradable visita. ella sonrió como siempre, sin tener tener ningún problema.

La verdad, la única verdad, es que esa noche dormí como un divino bebé.
Ninguna pesadilla atormentaba mi mente. En cambio,la imagen de Ian sobre mí mientras nos besábamos torpemente, no dejaba de repetirse en mi cabeza una y otra vez.
Sin intenciones de limitar mi imaginación, mi mente creó múltiples escenas de Ian besándome, yo abrazándolo y estupideces incoherentes.
Me sentí una idiota por no saber que estaba pasándome, porqué no podía dejar de pensar en ese beso y finalmente, cuál sería la respuesta de Oliv a todas mis preguntas.

* * *

La arena húmeda acariciaba mis pies en cada paso, y la brisa fresca sacudía mi cabello,inevitable. Sebastian caminaba a mi lado con sus pantalones azules cortos que le llegaban hasta las rodillas y una musculosa blanca con algunas letras negras. Llevaba su mochila negra bien sujeta a su espalda mientras caminaba a mi lado sobre la arena.

La playa estaba bastante vacía. Casi sin personas ,lo que supuse que era por el viento fresco y el clima un poco frío .
Nos sentamos sobre un mantel que Ian sacó de su mochila, sobre un sector bastante cerca del agua. Pero las pequeñas olas tardarían en alcanzarnos.
- Es una pena que por un poco de viento, la mayoría de la gente no se atreva a disfrutar de un día como este- comentó sacando un par de botellas con jugo de naranja y unos paquetes de galletitas de su mochila.
Me acosté sobre el mantel a cuadros rojo y esperé a que terminara de abrir los paquetes para tomar una galleta. Él en cambio, unió los brazos alrededor de sus rodillas y así se quedó.
- Estoy feliz de que la tía Ellie haya querido venir a visitarnos, Sam se veía muy feliz anoche, aunque bastante cansada- comenté observando las diferentes formas de las nubes sobre nosotros.
Luego de eso la conversación siguió su rumbo, pasando por diversos temas. Después de una hora, ambos estábamos acostados y yo ya había acomodado una de mis piernas entre las suyas mientras él jugueteaba con mi pulsera roja a mi lado.

- Oye, Ali- dijo, soltando mi muñeca y dejándola sobre mí estómago- ¿ Quieres nadar un poco?
Lo miré con una sonrisa, igual a la suya. Nos pusimos de pie y comencé a desvestirme hasta quedar sólo con mi bikini amarillo. Pude notar que me observaba, y la verdad es que yo también lo miraba, se veía tan bien...

- Bien, lentamente...- antes de que terminara de hablar Ian me tomó en sus brazos y comenzó a correr como un loco hacia el agua.
-¡No, Ian! - grité desesperada- ¡ El agua está fría!- era seguro que el agua estaría helada. No me molestaba la idea de nadar un poco,pero tirarme directamente al agua helada sería una locura.
Ignorando mis gritos, Ian se sumergió conmigo en brazos en el mar, y para sorpresa de ambos, el agua estaba hermosa.
Luego de tranquilizarme, nadé con los ojos muy cerrados hasta un lugar un poco mas profundo y me detuve cuando las olas comenzaron a superar la altura de mis costillas.
Ian estaba junto a mí, sonriendo como un niño pequeño al sentir como las olas nos sacudían un poco, sin soltar su mano de la mía.

Seamos felices juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora