Hyunjin, un padre soltero de dos niños, contrata a un nuevo niñero para que cuide de estos, ya que por asuntos de trabajo se le hace más difícil cuidar de ellos.
Lo que no esperaba, era que sus hijos lo quisieran como una nueva mami.
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05:38 de la madrugada y Hyunjin junto a sus niños esperaban en la sala de emergencias en el hospital mientras su esposo estaba siendo atendido. Resulta que Felix había roto aguas.
Hyunjin sabía que no era su primera vez siendo padre, pero los nervios y la inquietud lo carcomían, estaba estresado, sus niños alterados haciendo preguntas. Él solo quería que acabase ya la intervención y poder ver a su esposo. Estaba asustado también, porque él no podía estar con Felix ya que tenía que estar con sus bebés. Estaba muy preocupado, pues el rubio era primerizo y tenía que tener un insufrible dolor.
Pasaron las horas y Hyunjin solo pensaba en su pareja. Llamó a Minho para que viniese corriendo y así poder hacerle compañía a Felix.
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Largas horas de intervención y los doctores decidieron que Felix estaba lo suficientemente dilatado para dejar al bebé nacer.
Hyunjin sostenía la manita de su rubio y la acariciaba mientras este pujaba tras las indicaciones del doctor.
Tras largos intentos de pujar y de algunos gritos insoportablemente desgarradores, Hyunjin vió como un chorro de sangre y una cabecita llena de pelo rubio salía de ese sitio. La felicidad lo inundó y le nublaba los ojos, su niña iba a nacer.
Felix aturdido sintió un gran descanso y notó como rápidamente sacaban a la niña, escuchando unos ruidosos llantos. El pelinegro inmediatamente fue a abrazar a su esposo y a besarlo, felicitándolo por lo bien que lo había hecho y soportado.
Los brazos de Felix fueron llenados con un muy pequeño bebé, haciendo que sus ojos brillaran demasiado. Hyunjin se agachó un poquito hacia la camilla y tomó la manita de su niña y esta rodeó el dedito meñique de su papá, provocando un gran ataque de alegría en el corazón del adulto.
—Es preciosa.— Dijo el pelinegro con admiración, recibiendo asentimientos del pecoso. Ser papá era el sentimiento más bonito que alguien pueda sentir.
—Quiero que vengan mis otros bebés, necesito verlos.— Dijo algo agotado Felix, siendo obedecido por Hyunjin, quien fue a buscarlos mientras el rubio tenía su momento de darle de mamar a su bebé.
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Unos niños alegres irrumpieron en la habitación, corriendo hacia el rubio.
—¡MAAAAMIIII!- Dijeron al unísono, Felix sonrió al escuchar esas inconfundibles vocecitas chillonas de sus niños.
Los chicos abrazaron con mucho cuidado a su mamá y veían muy curiosos a ese bebé. Su padre los observaba desde lejos, como acostumbraba a hacer siempre.
—Innie, yo también te vi cuando eras así de pequeño.— Comentó el hermano mayor. Estaban embobados viendo a aquella bebé, que se encontraba dormitando.
—Qué dices, Seungmin, ¡yo nací siendo grande! — Dió un leve empujón a su hermano mayor, haciendo reír a su mamá y hermano mayor.
Para Hyunjin, lo único que existía en ese momento era aquella imágen de sus ahora tres niños y su esposo. Las risitas y la charla estaban de eco, haciendo fondo. Hyunjin se quedó completamente enamorado de esas cuatro personas. Rió negando con la cabeza, preguntándose que por qué había tenido tanta suerte, y sin más se acercó a su pequeña, o grande familia.
Las lágrimas mojaron las mejillas de Hyunjin por primera vez en años, y es que este no lloraba desde que era pequeño. Intentando acallar sus sollozos, rodeó con suavidad a sus niños y pareja.
—Papi, ¿por qué lloras?— Preguntó Seungmin, por lo que todos dirigieron sus miradas al papá.
—Es que estoy muy feliz, cariño.— Respondió, y en ese momento fue cuando se deshizo en lágrimas y fue abrazado él.
El amor que sentía por su familia le llenaba en exceso el corazón. Tenía tanta suerte... Siempre observó a lo lejos a sus amores, viendo cómo se relacionaban, cómo discutían, como reían o a veces lloraban. Pero nada como este momento. Sabía que ahí empezaría su vida nuevamente, con la prioridad de querer, amar, enseñar, y aprender de sus seres queridos, los amores de su vida.
—Los amo.— Dijo con sinceridad. Recibiendo sonrisas, incluso una sonrisita de la pequeña, quien sonrió por sentir el tambaleo en los brazos de Felix.
THE END.
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Y aquí finaliza esta bonita historia, muchas gracias por apoyarme en todo momento. Me sienta muy bien ver que llegó a 1k de vistas, siendo que esta es mi segunda historia y aún no tengo mucha experiencia escribiendo, pero todo esto me ha animado a seguir. Siento que el capítulo haya sido demasiado corto, pero ya quería finalizar para poder actualizar rápidamente para vosotros. Tengo algunas ideas de nuevos proyectos, y espero que también me acompañen ahí. También gracias a las personitas que no son lectores fantasmas, y que votan en mis capítulos, estoy muy agradecida con ellos. Sin más dilación, aquí se acaba, ¡hasta pronto! ¡Mucha suerte!
