LAS MUDANZAS SON UN ASCO
Cambiar drásticamente de ciudad no es nada fácil. Y menos para Lilith Davis.
Lo único que pensaba mientras iba en el coche gris niebla de su padre era la mala suerte que tenía de mudarse a una ciudad completamente diferente. Los Davis vivieron en California durante toda la infancia y media adolescencia de Lilith, desgraciadamente, el padre de familia tuvo que dejar su trabajo por problemas con su jefe. Le ofrecieron un nuevo empleo en Florida. A Lilith no le hizo nada de gracia aquella noticia, per tuvo en cuenta los problemas económicos que tenían, y finalmente aceptó la mudanza.
-Papá, ¿Cuánto falta para llegar?- Canturreó Lilith medio dormida mientras apoyó su mejilla en la ventanilla.
-No más de una hora, supongo- Le contestó su padre ya aburrido del viaje.
Mientras había un silencio rotundo, la señora Davis miraba el teléfono con emoción.
-¡Cariño!- Gritó de repente ella.
-¿Qué pasa?- Preguntó su padre mientras suspiraba, ya que no se imaginaba que iba a gritar de repente.
-La directora del instituto de Lilith ya me ha confirmado la matrícula, ¿ no estás contenta, hija?-
-Ah, supongo que sí- Susurró con un tono triste.
Después de una o dos horas llegaron a la ciudad. No era la ciudad más bonita del mundo, pero con lo que había visto Lilith, le pareció que tenía un encanto inexplicable. Mientras miraba por la ventana pudo ver a varia gente pasando, gente de su edad, más joven, más adulta. Pero mucha más gente de la que pensaba que habría.
Y llegaron a su nueva casa. Una pequeña casa de un estilo victoriano. De un color azul oscuro. Aparcaron delante de la casa y bajaron los tres. La madre de Lilith fue la primera en ir corriendo hacia la casa seguida de su padre y por ultimo ella, arrastrando los pies para poder tratar lo máximo posible para no entrar.
La señora Davis abrió la puerta con entusiasmo y quedó encantada con el interior de ella.
-¡Que preciosidad de casa! ¡Venid, rápido!- Gritó mirando a su marido y su hija.
Lilith odiaba que su madre gritara tanto, pero tenía que vivir con ello.
Pero lo que más odiaba eran las mudanzas.
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TE AMO COMO AMO LA PINTURA
Romance¿Qué pasaría si dos adolescentes totalmente opuestos se conocen? A ella le gusta leer. A él no. A él le encanta el deporte. A ella no. A ella le gusta el silencio. A él no. A él le gusta la aventura. A ella no. Pero había algo que amaban ambos...la...