sangre

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Frío era lo que sentía, la lluvia helada mojaba su ropa mientras caminaba lentamente por la banqueta abrazando a un zorro de peluche con un solo ojo de botón, sus pequeños tenis de niño se arrastraban por el suelo mientras el noruego de seis años recuerda como su propia familia lo menosprecia por poseer dos cuernos.

"Pero que horror debe ser, ser tu madre"

Abrazo con fuerza el animal falso queriendo no llorar.

"Nuestro señor te da la vida y así es como le pagas?"

Había nacido para su mala suerte en una familia católica la cual se tomaba muy enserio aquello; cuando Tord nació su madre solo sintió vergüenza, no de su hijo, de ella misma haciendo que el pequeño rubio se sintiera culpable de todos los insultos que su madre y el recibían, sus abuelos los detestaban y su padre había muerto ya hace un tiempo.

"Ese niño jamás debió existir"

Tienen razón, pensaba el niño apretando sus labios con sus dientes queriendo llorar, si soltaba lágrimas no se notaría por la lluvia. Se asusto cuando fue tomado por su capucha que cubría sus cuernos siendo esta jalada para dejar que los dos cuernitos salieran al aire libre, sorprendido miro detrás suyo encontrando a unas profundos ojos completamente negros.

Era un fantasma acaso?

Los ojos negros lo miraban molesto mientras el mantenía su rostro sorprendido abrazando al peluche.

-no tapes tus cuernos, son geniales- no conocía a ese chico, de donde había salido? Pero no podía dejar de mirarlo -las personas son tontas e ignorantes-

-eh?-

-cual es tu nombre?- más que una pregunta parecía una exigencia, el menor era altanero a diferencia del rubio que era bastante tranquilo.

-Tord-

-soy Tom- ofreció su mano al chico que seguía impresionado por la repentina aparición de un nuevo personaje en su vida, el por otra parte mantenía esa expresión de arrogancia exigiendo atención. Correspondió el saludo -ven, vamos a mi casa- apenas lo conocía y ya le pedía ir a su casa, que clase de persona era esa?

-no gracias, tengo que ir con mi madre- el de cuernos no deseaba hacer un amigo por lo que se dio la vuelta apunto de caminar en dirección a su casa, lo que no sabía es que el moreno detestaba que no siguiera sus órdenes, estaba apunto de gritarle molesto al rubio pero esté se dio media vuelta pensando bastante observando con aquellos ojos calmados y grises el árbol mojado, suspiró pesadamente -quieres venir?- no solía invitar a las personas a su casa apesar de que muchos trataran de hablar con él, no hacía amigos pensando que no debía influenciar su "maldad" en ellas, como su abuela le había dicho.. pero aquel niño detrás suyo parecía no afectarle su "maldad".

Pensó detenidamente la pregunta, a decir verdad su casa era muy aburrida y la lluvia comenzaba a hartarlo.

-bien, pero más vale que no seas pobre- agarró la mano del mayor el cual se sorprendió pero después pensó las palabras del más bajito ofendiendo se un tanto por aquello, sin embargo lo dejó pasar por ahora. Caminaron juntos debajo de la lluvia mientras el más pequeño observaba con sus oscuros ojos al más alto.

"Cansancio"

Estaba cansado, sus ojos lo reflejaba.
Después de que sus ojos se llenaran de sangre oscura pareciendo como si no tuviera ojos, no reflejaba ningúna emoción y eso lo molestaba, pero se dio cuenta de algo, una mirada puede decir muchas cosas.

Todo el mundo expresaba sus sentimientos con su mirada, algunas eran positivas y se sentían calidas, otras se sentían pesadas y deprimentes, sin embargo la de aquel chico tenía algo extraño, algo que lo hacía querer saber más de el.

Conoció a Tord hace bastante tiempo en un convento, sus padres lo habían llevado a la fuerza gracias a que sus tíos eran católicos, aburrido y molesto miraba las distintas miradas que igual lo miraban asustados por la oscuridad de sus ojos, ignorantes. Los niños se asustaban por su mirar, los adultos rezaban por el vacío, pero Tord no, Tord ni siquiera presto atención a su mirada ni a él, de hecho no prestaba atención a nadie más que al brazo de su madre y a su peluche, fue la primera vez que Thomas no se sintió un monstruo, un humano lo había ignorado como otro ser humano.

Desde entonces no paro en encontrarse a aquel niño de cabello rubio, siempre lo miraba en distintos lugares y se preguntaba, porque oculta sus cuernos?

No podía notarlo pero sabía que la atención del británico estaba puesta en él, lo ponía nervioso.

-tienes amigos?- pregunto el de acento inglés suave mirando curioso al más alto.

-no- respondió sin tristeza o irá, solo calma, no le afectaba pero si deseaba poder cambiar ese hecho -que hay de tí?-

-las personas me tienen miedo-

-tus ojos?-

-sí- el mayor parecía tomar aquella mirada profunda como algo normal, eso le agradaba al chico excluido, era lo que siempre había deseado -tu porque no te asustas?-

-quizás tus ojos no son normales, pero no quiere decir que tu no lo seas- lo decía por experiencia? No sabría bien, pero fuera lo que fuera se sentía genial escuchar aquello, siempre había deseado un amigo que lo tratara como una persona -puedo preguntar que te paso?-

-cuándo era niño, mis padres y yo tuvimos un accidente en carro, los vidrios de la ventana chocaron con mis ojos y se llenaron de sangre-

-auch... Lo siento Tom-

-no importa, no es tú culpa Tord-

Ambos eran dos excluidos del mundo que buscaban un lugar seguro en el cual protegerse.

Ojos [TordTom Mattsworld]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora