Evangeline estaba cansada de los medios y la vida de actriz, siempre supo que esa era la vida que quería, pero tal vez, le hubiera gustado más al terminar sus estudios.
Cuando su mejor amiga, Kitty, le cuenta sobre la escuela en Corea dónde sus mad...
🍂⠀WHAT MAKES YOU BEAUTIFUL⠀‼️ prologo⠀🪐⠀fuimos aceptadas
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Fiesta de verano, genial para cualquier persona, una tortura para Evie. Rodo los ojos cuando la chica numero diecisiete se acerco a pedirle una foto. Y segundos luego de sonreír con falsedad y aceptar la foto, cuando se aseguro que la chica estuviera satisfecha y la vio irse feliz, se lanzo al agua. Quizá, ahí no la molestarían. O bueno, eso esperaba.
—¿Dae? ¿Dae? ¿Dae? ¿Hola? —escuchó a su mejor amiga, tratando de buscar el punto justo donde la señal le permitiera hablar con su novio—. ¿Me oyes?
—¿Estas ahí, Kitty? —Evie se metió bajo el agua cuando Dae le respondió a Kitty, dejando de escuchar la conversación. Parecía que en Portland y en todo el mundo, a muchos adolescentes de su misma edad les iba bien en el amor. Pero cuando eras una actriz, lamentablemente muchos te utilizaban solo por eso.
Soltó todo el aire que tenia en los pulmones y se dejó caer hasta quedar sentada en el fondo de la piscina. Se quedó ahí hasta que sus pulmones le pidieron por oxigeno, entonces se empujo y salió a la superficie. Kitty estaba en llamada, pero no parecía estar en llamada con Dae todavía.
—Si —dijo su mejor amiga con emoción, respondiendo a la persona del otro lado de la linea. Evie frunció el ceño—. Es oficial, acepto.
La pelirroja se acercó a su mejor amigo, esperando a que esta le contara cuando corto el teléfono de que se trataba. Kitty le dedico una mirada de emoción y gritó feliz.
—¡Me aceptaron! —dijo. Evie sonrió con emoción y grito junto a su mejor amiga—. ¿Te han llamado a ti? No me ire sin ti, Ev.
—No han llamado aun —negó—. Pero si no me aceptan, te iras igual, Katherine Song Covey —la señaló la pelirroja, y Kitty negó con la cabeza. Ese era un plan de mejores amigas, no solo de ella. Era o las dos o ninguna.
—¡Evie! —una de las chicas gritó, con el celular de la pecosa en manos—. ¡Tienes una llamada! —la rubia corrió hacia el borde de la piscina con el celular de Evangeline en manos, y se lo dio cuando llego.
—Gracias, Laurie —agradeció la chica, leyendo de quien se trataba la llamada.
K.I.S.S, Corea del Sur.
Miró con emoción a Kitty antes de atender.
—¿Hola? —del otro lado, una voz femenina pregunto por su nombre—. Sí, soy yo —murmuro.
—Genial, señorita O'Conner, llamábamos para informarle que se abrió una plaza en el colegio, si aun desea entrar —Evie abrió su boca en un grito interno, alzando el dedo pulgar hacia su mejor amiga.
—Eh, si, si, claro, me encantaría —respondió a lo dicho por la mujer. Del otro lado de la linea le explicaron que una vez allá, tendría 24 horas para decidir si quería quedarse o no, y luego de eso, Evie le agradeció y cortaron—. ¡Iremos a Corea! —grito en un susurro a su mejor amiga, no quería que nadie se enterara de donde seria su paradero próximamente, al menos no hasta tener un poco de paz.
Las dos chicas se abrazaron, antes de decidir volver a casa.
Necesitaban hablar con el padre de Kitty con urgencia, pues la madre de Evie ya sabia de esto y había accedido a dejar que Evangeline se fuera hacia Corea. Después de todo, ese era el legado de Marie O'Conner.
—¿Quieres que te acompañe mientras le dices? —preguntó Evie, una vez que ya estaban frente a la casa de su mejor amiga. Kitty negó con la cabeza, bajándose del auto.
—No, esta bien, ve a empacar las cosas —le dijo Kitty—. Te enviare un mensaje en cuanto sepa que dice mi padre.
—Okay —sonrió Evie—. A casa, Peter —le dijo al chofer una vez que vio a Kitty entrar a su casa. El hombre asintió con la cabeza y arranco el auto, acatando la orden.
Veinte minutos luego de que Evie hubiera llegado a casa, el mensaje de Kitty llegó.
