Capítulo 4 "Una mascota"

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Al día siguiente, me quede por un buen rato acostada en la cama, solamente viendo el techo blanco, no dejaba de pensar en papá.

Lo había colocado en un pedestal, y ahora como si nada se cae... no me dan ganas ni de verlo. ¿Cómo pudieron engañarme? ¿Fingiendo todo este tiempo? Él se divertía mientras mamá pasaba toda la noche sin dormir, porque Sacha se enfermaba o desvelándose esperándolo. ¿Para qué?
Lo odio por eso.
No por el engaño así a mí...
Por el engaño que le hizo a mamá todo este tiempo.
Un daño le hacía constantemente cada vez que se iba con su amante, y mamá lo perdonaba.
¿Eso es amor? Si es así, no lo quiero. Para nada.

Un toque en la puerta me saco de mis pensamientos, era mamá estoy segura de eso. Al segundo se abre la puerta mostrándome su cabellera castaña, una sonrisa se alarga en sus labios cuando me ve despierta.

-¿Podemos hablar?- pregunta

-Claro, ya bajo – digo levantándome. Ella sale, y yo me dispongo a ir a bajo a lavarme los dientes. Cuando termino, me alisto solamente con un jean azul, un suéter marrón claro, y unas botas negras. Me dejo mi cabello amarillo suelto y salgo de la habitación.

Apenas bajo las escaleras Sacha se me lanza encima, me abraza y se va rápido arriba.
Hoy tendríamos que hacer los trámites de intercambio de escuela y yo debería ir a inscribirme en la universidad. Aun no se ha cual.

Cuando llego a la cocina, mamá esta rellenando dos tazas blancas con café, tomo asiento en frente de ella. Y me dispongo a soplar el café

-Lo siento –comienza diciendo

-Creo que tú no eres la que debería pedir perdón, Mamá –murmuro

-Lo sé... pero también es mi culpa

-¿Cómo pudiste vivir con eso toda nuestra vida?-pregunto soltando la taza con cuidado.

-Por ustedes, por ti, por Sacha... no quería que estuvieran sin su padre. –dice con la mirada baja.

-No mamá... no te tienes que disculpar, tu no tuviste la culpa. Además él nunca estuvo, siempre salía, si no está; no es porque tú no quisieras, sino porque a él no le importo esta familia desde el principio... me niego rotundamente a que te disculpes. Te amo, y eres perfecta madre y lo sabes- digo tomando su mano por encima de la mesa.
Una lágrima cae por su rostro y ella sonríe.

-¿Iras hoy a inscribirte? –Asiento mientras tomo café. Siento que soy adicta al café

-Sí, tengo que buscar por internet

-¿y porque no le preguntas a tu amigo?

-Joshua... No sé si debería preguntarle, me sentiré una acosadora –digo suspirando

-Por lo menos hiciste un amigo. – asiento.

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Luego de tener un desayuno agradable con mamá. Salí un rato con Sacha para el parque, no sabía dónde lo había visto. Según ella, de camino cuando estábamos en el auto.
Tiene buena memoria.

-Es por aquí – dice saltando

-Ten cuidado –digo suave. Me siento en un banco mientras la observo jugar en los columpios, me dedico a mirar mi entorno, un lindo lobo siberiano se encuentra olfateando un árbol, hasta que se acerca a mí para olerme las botas

Se queda sentado mirándome, son hermosos este tipo de mascotas. Tiene los ojos azules claros, su pelaje es muy suave y marrón, me di cuenta que es demasiado grande

La joven EnamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora