O4

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Hanna salió del salón, fue a desayunar, pero nada del lugar le apetecía. Recordó que tenía agua y una mandarina, al menos eso la llenaría un poco.

Pero no quería ir al lugar a desayunar con Yuri, no quería ver a su amigo sufrir.

Es todo una tontería.

...

En en salón de química llegó tarde, vio como había un lugar libre. Pero, una chica se había sentado al lado de Minho.

Su joven enamorado levantó su mirar, viendola con anhelo.
Ella alzó su mano, saludándolo. Vio que su asiento estaba al lado de un extranjero, no le importo.

——No llegué tarde a la próxima, señorita Im——Dijo el maestro de Química.

Hanna asintió avergonzada, camino hacia el asiento libre. Las clases empezaron, pero se sentía muy incomoda al sentir como el chico la miraba repetidas veces.

——¿Podrías dejar de mirarme?——Dijo Hanna, mirándolo con enojo.

El bajo su mirada hacia sus labios, ella volteó su mirar con temor.

Hanna se levantó de su asiento, haciendo que el maestro calle lo que hablaba.

——¿Sucede algo, señorita Im?——Dijo.

Hanna carraspeo, sintiendo como el chico bajaba su mirada de arriba a abajo.

Agarro su mochila para cubrir sus piernas, sentía su nerviosismo y temor invadir su cuerpo.

——¿Podría cambiarme de asiento?——Dijo ella.

El maestro negó levemente.

——Los asientos ya fueron cambiados——Dijo el maestro.

Hanna asintió levemente, volviendo a sentarse. Miró a su detrás, Minho la miraba intentando saber que sucedía.

Pero Hanna negó, dando una pequeña sonrisa.

Se concentró en la pizarra e intentar no gritar que aquel chico de su lado la incomodaba..

Se levantó del asiento al sentir que el chico puso mano en el muslo de Hanna.

Sin dejar que el maestro hablara, ella salió corriendo del salón de clases, sintiendo sus manos temblar.

Se metió a los cubículos de baño, soltando pequeños sollozos, negando repetidas veces mientras se abrazaba.

Recordaba a una pequeña niña de ocho años de edad, siendo tocada por el mejor amigo de su padre.

Pero sus padres al saberlo no hicieron nada, porque habían firmado un contrato con el. Ni siquiera lo denunciaron, no lo hicieron público.

A ellos sólo les importó el dinero, su padre la culpó, en cambio su madre la llevó a terapia.

Pero con nada se quitaría el asco, los toques.
Soltó un suspiro, su vida desde un principio no fue de la más buena que digamos.

...

Horas habían pasado y la escuela había acabado, Hanna yacía plácida mente dormida..

Pero aquel sonido de llamada interrumpió su sueño, en un quejido contestó.

——Mamá, hice mis tareas hoy——Dijo ella no estando en sus cinco sentidos.

Se escuchó una leve risa, ella frunció el ceño.

——Que bueno que hayas hecho tus tareas, pero, no soy tu mamá——Dijo Minho con burla en sus palabras.

Hanna abrió los ojos, sentándose en su cama.

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