Prohibido [LIBRO 2.5]

Capitulo uno: hola a ti

Miro mi computador con fijeza mientras siento mis ojos arder. La taza de café a mi lado no ayuda mucho, lo único que me despierta es el miedo.

Si, miedo.

Me he postulado a una universidad a distancia, básicamente es una carrera completamente virtual. Conseguir algo que me gustase no fue sencillo, de hecho tuve mucho tiempo de tristeza por creer que terminaría vendiendo cartones en la calle. Pero entonces, un día, mientras pensaba en que la casa del campo necesitaba un cambio lo supe.

Quería ser diseñadora de interiores.

Porque no todo es tan fácil como la vida de mi hermano, que solo tira pintura en un lienzo y ya es rico. No, aquí se vienen un par de añitos que quien sabe si estarán porque primero, me deben aceptar

Porque lo harán¿Verdad?

Tomo aire.

La verdad es que soy buena alumna, pero no una tan perfecta. Podía tener diez como también un siete. Ahora, se que estudiar para una carrera es otra cosa...

Tuve un solo examen, el cuál en tres minutos me dirán si lo pasé o no. De esta nota se dirá si empiezo el mes que viene o no.

—¿Cariño?

—Sientate al lado pero no estorbes mami

Siento su risita y pestañeo

—Lo pasarás, verás que si.

Hago una mueca

—No lo se, quizás el cartón sea lo mío.

Ella rueda los ojos

—Anda, anímate. Festejaremos en Londres.

Ruedo los ojos tal cual ella lo hizo

—Yo sabía, por lo menos el sabe que vas?

Ella se encoje de hombros y evito reír

—Mama.... De verdad no me apetece ver a la pareja de etiqueta

Ella niega

—Vamos por tú hermano, vas a acompañarme

—y Adam??? El solo se encierra a escuchar rock argentino y no ve la luz del día. Deberías llevarlo a el.

—Tu hermano si ve la luz del día, y no lo llevo porque tiene que estudiar. Sabes que a tu hermano le cuesta mucho.

Resoplo

—Per-

Ambas nos giramos cuando mi computadora vibra.

—No. Puede. Ser

Mi madre sonríe

—Arma las maletas cariño, hay que festejar.

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—Podriamos dormir antes de ir?

Ella me mira de reojo

—Pareces de diez Eveling

Me encojo de hombros

—Sumale nueve más

Ella niega con una sonrisa

—tu hermano se pondrá contento de verte.

Frunzo el ceño

—¿Por qué mientes?

Ella chasquea la lengua

—Desde que lo macumbearon es un fastidio, y te lo digo con una mano en el corazón.

—Es tu hermano, te ama. Sabes que no la pasó bien...

Trago

—Lo se, pero...ya no es como antes.