II. Orejitas de gato

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Se retiró de la recepción del asilo, la Sra

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Se retiró de la recepción del asilo, la Sra. Mica la había desconocido por completo, había dejado pagado un par de meses por adelantado con lo último de sus ahorros, ahora no tenía empleo y el constante miedo a encontrarse con su exjefa la ponía de nervios. Tomó su maleta y se dirigió a la estación del tren.

Aún le dolía el cuello, las heridas eran profundas, cuando esa mañana se había visto en el espejo se había espantado, la marca de su mordida era demasiado visible y dejaría cicatriz.

- Genial ahora soy una omega marcada por una estupida vampira.

Así de esa manera no podría conseguir un alfa y no era que necesitara uno, dios, ya no sabía ni que pensar, definitivamente su vida romántica estaba arruinada, siempre tendría una marca de un alfa inexistente.

- Claro que no puedo llegar a decir que había sido mordida por una vampira prepotente, me tacharan de loca.

Es que como fue que nunca se dio cuenta que la Sra. Sarocha no era normal, bueno su mal humor era ya una pista.

Llegó a la estación y se sentó, tapando su herida con una bufanda. Quería ver a su madre y que la consolara, la entendería y la amaría como la necesitaba. No quería entrar en pánico por la herida no aún.

Solo iría por un poco de consuelo, sin la Sra Mica ahora todo parecía ser gris y tenebroso.

El tren llegó y se subió, sentándose en un apartado escondida entre su largo abrigo. No quería que nadie la viera.

Tres horas de camino tortuoso llenando su cabeza de miedo, la noche anterior había dejado a su jefa derrumbada en el suelo por el golpe que le dio en la entrepierna por que durante la mordida había tratado de agarrarle el trasero. Así se había liberado y salido corriendo. Apenas había agarrado su bolso y bajo por las escaleras corriendo tan rápido como su mareo la dejaba.

Ella no podía agarrar su trasero, hubiese encontrado que tenía su colita de gato escondida.

Iba a extrañar su trabajo pero no podía volver a ver a su jefa sin sufrir un ataque de pánico.

Ahora estaba a salvo en ese tren a millas de distancia de élla, sabía que tenía que regresar, no podía abandonar a la sra Mica, pero confiaba que su madre le diera de nuevo el valor para regresar a la ciudad sin miedo.

Se cabeceó contra el vidrio que dejaba ver el paisaje lleno de naturaleza, lijeras elevaciones en forma de montañas llenas de árboles de durazno y flor de oro, era tan hermosos, las nubes grises daban un tinte misterioso y fresco como si de una pintura se tratara.

Cerró los ojos dormitando un poco por que la noche anterior había tenido temperatura, espasmos de dolor en su cuello y muchas pesadillas.

Dos horas de viaje bastaron para lograr reconocer paisajes más familiares, el tren se detuvo en uno de los pueblos más cercanos a su hogar, bajó rápidamente, se recargó en la pared de la estación escondiendo su rostro con un gorro, cuando el tren avanzó, caminó sigilozamente en sentido contrario del poblado, mezclándose con la naturaleza.

Magic Blood || FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora