4. Inevitable

53 10 0
                                    

Kara abrió bruscamente la puerta del cuarto del cual había provenido la explosión. Lena estaba encogida en el suelo, con el cabello mojado y el rostro cubierto de hollín. Salía humo de un manchón en el suelo junto a la ventana abierta, cuyo vidrio había quedado desperdigado en cientos de fragmentos por el suelo.

Se aventó hacia ella, aguzando el oído para confirmar que sus signos vitales no debían preocuparla. Estaba bien: había quedado aturdida por un golpe que se dio contra la pared al salir despedida, y una pequeña quemadura cubría la parte posterior de su antebrazo, pero dadas las características de la explosión, la había sacado barata.

Kara escaneó el cuarto en busca de respuestas, pero más que las esquirlas de una bomba ya detonada, no había otra cosa. Tomó a Lena en brazos y se la llevó de allí. Bajando las escaleras, la joven abrió los ojos y la contempló como ida. Hizo un gesto de molestia al mover los hombros.

Kara la llevó hacia el sillón.

- Quédate aquí - le dijo, y fue de inmediato hacia la puerta.

Quienquiera que hubiese sido responsable, tenía que seguir en los alrededores, no cabía duda.

Se paró en la plataforma de madera del porche, escaneando los alrededores con su visión de rayos X. Encontró una figura encogida detrás de un grupo de árboles.

- Malnacido. - gruñó, bajando los escalones directamente hacia allí.

Un enojo crudo se apoderó de ella mientras el chico se agachaba más para pasar desapercibido. Ya lo había identificado y eso le hacía hervir más la sangre.

Fue por detrás, lo tomó por el jersey y lo sacó de un cinchón de su escondite, haciéndolo rodar por el pasto. Él se puso de pie en seguida y empezó a correr, pero Kara lo atrapó una vez más y le dio la vuelta bruscamente. Con el movimiento se le cayó la capucha y quedaron al descubierto sus facciones.

- Thomas Patrickson - siseó, poniendo los brazos en jarras -. ¿Se puede saber qué diablos acabas de hacer?

- Qué fuerza tienes, Danvers - dijo el chico, masajeándose el brazo.

- Responde. ¿Fuiste tú el que causó la explosión?

Claramente Thomas no se sentía amenazado por ella. Era una chica, y bastante más menuda que él. Lo que fuera que le dijese, si decidía contarlo, nadie le creería. No tendría pruebas para acusarlo de algo tan grave.

Levantó las manos. No había malicia en él, solo seriedad.

- Se lo merecía, Danvers, ¿me vas a decir que no? Los de su familia son una peste. Cuando llegaron a Smallville, arruinaron a la mía. Les compraron las tierras que nos habían pertenecido durante generaciones y nos prometieron todo: trabajo, bienestar, comodidad... Al final nos quedamos sin nada. Solo una pequeña hectárea de las cientos que nos pertenecían.

Kara frunció las cejas. Así que su presencia allí no se relacionaba con el episodio de la otra vez en el instituto: Thomas había estado envenenado por mucho más tiempo. Pero aún así, no había manera de justificarlo.

- Lena no le hizo eso a tu familia. Ella no maneja los bienes de los Luthor, y tampoco es como ellos.

- ¿Qué vas a saber tú, niñata? - escupió Thomas -. El día que esa zorra te clave el puñal por la espalda, recordarás lo que te...

Otro ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora