Tiempo En Cartas

XI

-Derlian-

-Listo, la gira ya terminó, el banco ya recibió los 500mil euros- escuchaba en el telefono.

Mi secretaria me estaba aturdiendo, colgué el telefóno y salí de la habitación del hotel, mi guitarra al igual que yo estabamos cansados.
Londres se veía inefable, mi auto era un ferrari blanco que aceleraba cada que soltaba humo de mi boca. Las luces en cada poste hacían notar mis tatuajes.
Las rosas negras en mis antebrazos, los simbolos griegos en mi cuello y el murcielago en mi mano izquierda.

Veintiun años , malditos veintiuno, llegaron tan pronto. Las pastillas debieron haberme hecho olvidar los ultimos años antes de los diescisiete.

Mi auto se alejó de la ciudad, la bofia no podía atraparme, estaba demasiado lejos. Llegué a mi destino, un bosque extenso ubicado a las afueras de Londres. En cuatro años la ansiedad me hizo generar millones, ser un rockstar era fructifero, viajaba por ciudades y países.
Respiré hondo al salir del auto, mi garganta no sentía el humo, mi camiseta negra de Nirvana me protegía del frio. El bosque era misterioso, tenía que explorarlo, habia una data acerca de que ocultaba algo pero venir acá era mi objetivo, porque me relajaba y evitaba que fume.

Amanecer con una modelo en un país diferente ya no era sano. Mi vida empezaba a tener su decadencia. Tener tanto dinero, me hacía sentir vacío.

Acomodé mi asiento del coche para dormir, abrí la ventana y tiré mi teléfono en el pasto del bosque, quería olvidar esto, acomodé mi chaqueta sobre mí, mientras bebía agua. Mi polaroid me daba recuerdos eroticos, quería tirarla pero no podía, tenía un valor indescriptible. En esa fría noche observaba las estrellas, y como anhelaba ser una de ellas. Entonces pensé, y pensé, aclaraba mi mente y la destruía a la vez

La bofia me buscaba, hacía tanto dinero que pedían que lo declarara a cada instante.

Dormí placidamente, la mañana empezaba a notarse, mi respiración era fuerte. Parecía ser las cinco de la mañana por la ausencia de oscuridad a medias. Encontré mi teléfono tirado junto a una llanta del coche cubierta de pasto, lo recogí de mala gana. Quería desparecer, ya no tenia gracia mi vida, pero había algo que me detenía, algo que parecía manipularme.

Encendí el coche y fui de vuelta al hotel, entre a la cafetería del hotel y bebí café con tostadas.
Llovía, cada gota resbalaba por la ventana, las personas empezaban a aparecer, los automoviles recorrían lad calles haciendo sonar la lluvía, un sonido vibrante apareció en mi bolsillo del pantalón.

Saqué mi teléfono y escuche:

-Buenos días, llamaba para pedir que no se te olvide el show de hoy, es a las diez de la noche en la Universidad de Lupret, Estados Unidos, se puntual.

- Valery, lo haré, lo haré. Nos vemos ahí- dije cansado de ella.

Colgé el teléfono, las voces de los clientes de la cafetería me hostigaban, hartado me largué a mi habitación.

Mientras subía los escalones hacia mi habitación las luces se apagaban, no mostre importancia pero si que era inquietante.

Mi reloj marcaba las siete de la mañana. Mi vuelo despegaría a las diez de la mañana, bebí agua y supiré. Estaba despierto pero dentro de un sueño eterno, tirado en mi cama, intentando pensar en dejar los malos hábitos.

Me senté en el pie de mi cama y empezé a escribir...

<<Octubre 31, 2025>>

-Da igual cuanto lo intente, sé todo, experimente todo, no hay nada nuevo. Luburum, es un chiste, no soy del todo un artista global, solo soy un idiota con práctica en la guitarra y voz buena, regalaré mi dinero a los pobres para llenar mi vacio y mejorar el maldito mundo, o quizá intente algo más. No lo sé mi mente sigue siendo un caos. Tenía que evitar los pensamientos de un joven decapitado.