Capítulo 3: El amor es cosa de dos

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Cuatro días desde que fui rescatada del laboratorio, tres días desde que le dije a Darel que me gustaba sin contestación por su parte y dos días en los que cada vez me relaciono más con Heath.

Estoy gratamente sorprendida por él. No lo esperaba tan dedicado con la gente que vive aquí. Entiendo porque su jefe cuando se marcha lo deja al cargo. Se ocupa de todo él mismo, de primera mano. Si alguien necesita ropa, él busca a alguien para que se la de, y así en cualquier material, comida o necesidad.

Me ha contado que el salir a la superficie es más por términos de salud ya que su jefe sabe la importancia que tiene la luz solar sobre los seres vivos. Antes, en el principio de la pandemia salían para recolectar objetos de las casas. Ropa, utensilios de cocina, muebles, camas y de todo un poco.

Me contó como conoció a Alesander. Él viajaba desde el sur con un grupo de personas. Según le dijo, al principio eran cinco personas, pero fueron rescatando a personas sanas y llegaron al norte de la isla unas veinte personas. Heath vivía en la alcantarilla con Marina, su hermano, Marcel, y Isaac. Eran amigos desde que se conocieron en la milicia y después entraron como cuerpos de protección en la ONU y allí se hicieron íntimos.

Cuando explotó la pandemia, intentaron ayudar con cualquier cosa, pero empezaron a ver cosas extrañas por parte de la organización de las naciones unidas. Poco éticas y humanas.

Por eso, decidieron escapar y esconderse. Sus avanzados conocimientos de supervivencias les hicieron pensar en la opción de vivir bajo la alcantarilla. Al año, apareció Alesander por el pueblo con las veinte personas y se juntaron para hacer una colonia de gente.

Les costó años crear todo el enjambre de calles por las alcantarillas, limpiarlas, hacer pequeñas habitaciones para cada familia y reorganizarlo todo, y lo consiguieron.

Por ese motivo le tengo respeto a Heath. Siento que protegió a los suyos, tal y como hice yo con Cooper. Eso lo honra.

Además, me ayuda que no piense en mi como una persona que ha sufrido mucho. Tiene un punto a su favor, y es que no me conocía antes, por tanto, poco puede saber de cómo era.

– Eso sí que no... – Heath ve como saco la última carta – Has hecho trampa.

– ¿Yo? Nunca haría algo así.

Es la quinta vez que le gano al póker en estos días. Entre mis victorias contra él y contra Cooper y Nerida, llevo unas doce.

Aunque a mí favor, Cooper sabe que siempre gano y aun así se queja de perder. No lo entiendo.

– Me voy ya, que tengo que ver a Nerida.

– ¿Ya?

– Sé que vas a echarme de menos, pero es lo que hay.

Me pongo de pie, me da las cartas y las junto con las mías. Me las guardo en el bolsillo y me despido con la mano. Como he dicho, estos días he pasado tiempo, como ya había dicho. Es buena persona con la que pasar el rato sin necesidad de intercambiar muchos diálogos.

Me marcho por los pasillos a mi habitación. Había quedado con Nerida con que subiríamos al exterior y tomaríamos el sol en una colina que hay detrás del vecindario. Me gusta pasar momentos con ella. Es interesante hablar con otra mujer después de tantos años compartiendo vida con un adolescente.

Yo siempre he pensado que no había diferencia entre estar de amigos con un hombre que con una mujer, pero es que ni se asemeja. Con Cooper nunca he podido hablar de cosas personales, de sentimientos sí, pero no muy a fondo. Con Nerida es como si todo saliera de una. Además, ella tiene una extraña forma de sonsacarme información.

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⏰ Última actualización: Jan 29 ⏰

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