Día 5: Compañeros de cuarto

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"¡Tú eres más importante que un novio, Alastor!"

"Mentiroso."

El castaño era el compañero de cuarto de un chico llamado Anthony. Llevaban años compartiendo una habitación en la universidad, tanto así que establecieron una amistad significativa.

Alastor consideraba importante a Anthony, al punto de creer lo que le decía a pesar de su constante desconfianza hacia el mundo. No, con Anthony era diferente. Lo quería tanto... Que confiaba en él. Aunque le mintiera en la cara, seguía confiando en él porque veía algo bueno dentro de su corazón.

Alastor se levantó del borde de la cama de su cuarto, caminó hacia la entrada al escuchar el sonido de las llaves de la entrada y al oír como la puerta se abría y se cerraba. Eran cerca de las cuatro de la mañana.

Anthony apenas y llevaba ropa, para ser honesto. Un sujetador de cuero negro cubierto con unos arneses apretados a su pecho y espalda y una falda negra demasiado ajustada  y demasiado corta, a tal punto que se podían apreciar sus muslos y nalgas si se movía un poco de más de la cuenta. Botas de cuero brillantes y altas, hasta llegar a sus rodillas, y un maquillaje oscuro, opaco y corrido por aparentes lágrimas pasadas.

Cuando el rubio descubrió a Alastor en la entrada y aproximándose a él, arrojó su cartera sobre el sofá y trató de sonreír en medio de la tenue oscuridad de la habitación.

—Debí llamarte, lo siento. Valentino no me dejó tomar el celular en toda la noche —se rio de una forma tan falsa y nerviosa que fue muy evidente que algo malo sucedía—. Es algo celoso cuando estamos juntos.

Pero Alastor ni siquiera lo escuchó. Sujetó a Anthony por la cintura y lo atrajo a la luz, a los débiles rayos de luz que provenían de la habitación contigua.

Pudo observarlo con detenimiento, pero sin asombro. Sujetó el mentón de Anthony y lo levantó a su altura. Un moretón negro y horrible se regaba por la mejilla blanquecina del rubio, al igual que también se podían contemplar sus labios suaves y de terciopelo totalmente rotos y cubiertos de sangre seca.

—¿Volvió a forzarte?

Anthony tembló entre los brazos de Alastor. Tenía miedo de decirle... Tenía vergüenza. Bajó la cabeza completamente y se quedó en silencio por al menos un minuto entero. Intentó procesarlo, o entender porque las cosas eran así. Sus ojos, llenos de lágrimas, solo lo delataban. Se sostuvo del cuerpo de Alastor y este lo mantuvo aferrado a su pecho para que no cayera, temblaba demasiado.

—No, él no me fuerza. Lo hacemos así. Es de mutuo acuerdo —mintió, lo hizo para no verse tan patético. Para no dejar al descubierto qué no sabía la manera de salir de una relación tóxica.

—¿Estás drogado? —preguntó Alastor al levantarle el rostro con delicadeza. Los ojos rojizos y dilatados de Anthony solo lo hacían preocuparse más por él.

—Me estás incomodando con este interrogatorio —Anthony cerró sus ojos y ya no quiso responder, ya no tenía las fuerzas para soportar todo aquello.

—Me interrogas cuando llego tarde luego de trabajar en la radio, como si fuera importante para ti que yo esté bien.

—¡Eres importante para mí! Mucho...

—¿Entonces por qué sigues con él?

La pregunta de Alastor solo hizo que Anthony abriera sus ojos totalmente atónito y largara esas lágrimas que había estado aguantando con tanta fuerza.

—¿Me amas? —el castaño acarició su espalda de una forma más íntima, hizo suspirar a Anthony, lo hizo bajar sus defensas y volverse más débil a su tacto.

—No se puede, estoy con Valentino. Te hará daño... —respondió el rubio sintiendo sus mejillas arder ante su contacto tan especial, suave y delicado. Las manos de Alastor eran tan grandes y su cintura y espalda eran pequeñas a comparación de sus brazos grandes y seguros.

—¿Acaso me amas? —volvió a preguntar Alastor con mucha perseverancia, con sus ojos clavados en el rostro nervioso y sonrojado de Anthony.

—Tengo miedo de que te lastime —sollozó el rubio finalmente abrazando a Alastor y aferrándose a él como si su vida dependiera de ello. Enterró su rostro en su cuello y lloró, porque era lo más importante que tenía y eso no era una mentira.

—Por eso no puedo dejarlo. Por eso no puedo estar contigo. Él... Es muy fuerte.

Alastor lo abrazó con la misma fuerza, con tanta contención y ternura. Besó el cuello del rubio, se deleitó con su perfume y luego... Separó su rostro y besó las heridas de su mejilla, para luego besar tiernamente sus labios lastimados.

Anthony sollozó, pero no por el dolor... Sino por lo conmovido que estaba su corazón en ese momento ante tanta gentileza y cariño.

"Si Alastor no fuera solamente mi compañero de piso y mi mejor amigo... Sería el amor de mi vida."

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