—¿Eres asi de nerviosa todo el rato o se debe a mi excitante presencia?—los labios de James se curvan en una sonrisa juguetona mientras juguetea con la cucharilla de su café.
—No estoy nerviosa—digo y él alza una ceja, poniendo en duda mi afirmación—, y si lo estuviese no sería por tu presencia.
—Claro, claro.
—¡Hablo en serio, James!
—Ya lo sé. ¿Qué te hace pensar que pienso lo contrario?—dice él, divertido.
Pongo los ojos en blanco y bebo cuidadosamente por la pajita de mi zumo de frutas—el zumo es mi debilidad—, luego le dirijo una mirada asesina a James que sigue riéndose de mí de esa manera tan irritante.
—¿Eres así de molesto todo el rato o solo conmigo?—le espeto con tono recriminatorio.
Él me mira con el ceño repentinamente fruncido.
—Primero: ¿cómo te atreves a considerar siquiera que soy molesto? Segundo: si lo fuese no lo sería solo contigo, no eres tan especial ¿sabes?
Le echo una mirada agria y procedo a comerme lo poco que queda de mi croissant.
James y yo habíamos salido a una cafetería para quedar con su banda y presentarme como su novia.
¿Que si me gusta la idea?
Preferiría estar comiendo cuatro trozos enormes de pan duro con mantequilla—que asco la mantequilla, por dios—que conociendo a mis rivales.
A los rivales de mi banda.
Pero me trago mis quejas porque quizás, siendo la novia de James Kennedy, logre dar popularidad a mi banda y hacer que ya no estén tan enfadadas conmigo.
Me levanto de la mesa en la que estamos sentados James y yo y me encamino hacia la puerta del servicio.
De repente, James me coje por la muñeca y me detiene, la preocupación más que palpable en su rostro y en sus facciones tensas.
—¿Te has enfadado por lo que te he dicho antes?—me pregunta, y parece genuinamente apenado.
Destenso un poco los hombros y le dedico una sonrisa altiva y ladeada. Tengo que admitir que no esperaba que él fuese lo suficientemente sensible como para preocuparse por mis sentimientos.
—Nada que salga de tu boca podría herirme. Simplemente me importa un pepino si me consideras especial o no. Yo ya tengo una opinión bien formada sobre mi misma—le digo, con voz calmada y semblante sereno, pero con palabras punzantes como alfileres.
Me encamino hacia los aseos pero un chico choca conmigo y casi logra que me caiga al suelo. Casi.
Pero me sujeta por la cintura cuando estoy apenas a dos palmos del suelo. El corazón me late con fuerza ante la idea de que casi me parto el cuello con la caída. Ni siquiera he mirado al chico, que por cierto todavía me tiene sujeta por la cintura.
Alzo los ojos para encontrarme con unos tan verdes como las esmeraldas y unos labios suaves y rosados.
Mis mejillas se sonrojan con tan solo mirarlo, porque...¡Madre mia! ¿Que tipo de ángel me acabo de encontrar?
—Eh...Lo siento, no pretendía chocarme contigo—me apresuro a disculparme, de repente sintiéndome una estúpida por haberme quedado mirándolo embobada—. Solo quería ir al baño pero parece que tu saliste de la nada.
Acompaño la ultima frase con una risita que corto en seco inmediatamente porque parezco idiota.
Él se lleva las manos al bolsillo de su sudadera oversized—hace un calor horroroso, ¿cómo es que lleva eso puesto?—, y me dedica una sonrisa tímida.
ESTÁS LEYENDO
Cántame al oído
Novela JuvenilNera es una chica torpe pero muy talentosa de 17 años. Hasta ahí todo sería normal, pero Nera es la vocalista y guitarrista de una banda fundada por ella. Pero al centrarse tanto en su banda y todo lo relacionado con ella, acaba suspendiendo bastant...