secreto compartido || nomin

୨1୧

No despegó la mirada del párrafo que estaba leyendo cuando escuchó la puerta de la biblioteca rechinar. Los pasos que prosiguieron el sonido de la puerta al cerrarse se acercaban al apartado donde se encontraba sentado, metódicamente escondido para no ser molestado por nadie. Claro, era imposible evadir a Chenle por más de dos horas seguidas. Al sentir la presencia ajena detenerse al otro lado de la mesa, cambió la página con dedos perezosos. Ni siquiera cuando una sombra cayó sobre el libro y le dificultó la lectura sus ojos abandonaron su labor.

—A veces me pregunto si tu intención es poner a prueba mi paciencia y el poco afecto que te tengo o si solo te gusta jugar a las escondidas —Jaemin rio en voz baja ante el comentario—. Hablo en serio. Uno de estos días voy a dejar de buscarte.

Jaemin cerró el libro e inclinó la cabeza hacia atrás, haciendo esa mueca parecida a una sonrisa incompleta que tanto le desagradaba a Chenle.

—Cuando eso suceda, la humanidad se verá frente a un cambio de magnitudes evolutivas que sin dudas deberá ser plasmado en los libros de historia.

Chenle estaba acostumbrado al humor ácido de Jaemin, pero en ocasiones como estas, en las que sabía que podía estar realizando alguna actividad mucho más productiva o placentera, se cuestionaba si valía la pena preocuparse por su insolente compañero y la suerte que este tuviera que correr sin su ayuda.

—Ser un cretino es un estilo de vida para ti, de eso estoy completamente seguro —masculló girando sobre sus talones y caminando de vuelta por donde había venido—. No sé cómo tu querido profesor Suh puede soportarte. A propósito, me mando a buscarte.

Jaemin giró la cabeza, observando de reojo a Chenle. Se conocían desde antes de que alguno de los dos fuera aceptado en la universidad, cuando eran capaces de desperdiciar días enteros en los brazos del ocio y noches intoxicándose con el alcohol más barato que pudieran encontrar en un club de mala muerte oculto en un callejón poco iluminado. Lo único que había cambiado eran sus estilos de vida, sus personalidades se mantenían intactas. Por más que las canas invadieran el cabello color caramelo de Chenle y su cara se llenara de arrugas como los jardines se llenan de hojas secas en otoño, Jaemin apostaría a que seguiría preocupándose por él y lo buscaría hasta el cansancio.

Se levantó de un salto y trotó hacía la puerta.

—¿Dónde? —preguntó al llegar al lado del menor, acomodándose la chaqueta. Chenle señalo las escaleras que llevaban al cuarto piso del edificio.

—Escuche que habrá una reunión para los estudiantes con los mejores historiales académicos de nuestra facultad —una sonrisa irónica acompaño sus siguientes palabras—. Por supuesto, tú no puedes faltar.

Ambos comenzaron a subir las escaleras apresurando el paso. Chenle, testarudo como solo él podía serlo, en contadas ocasiones se equivocaba al hablar, a pesar de que sus opiniones no concordaran con los hechos. Jaemin ocupaba uno de los puestos más altos en la lista de estudiantes según su valor académico. Chenle y Jisung no se quedaban muy atrás. Llegaron al pasillo donde otros alumnos aguardaban, charlando entre ellos y mirando furtivamente por los ventanales.

Una figura destacaba entre el grupo por su altura exagerada y su cabellera rubia recogida con una liga en la parte baja de su cabeza. Era inevitable que sus ojos corrieran directo a la elegante imagen que el profesor Johnny Suh mostraba a los demás individuos con total naturalidad. Jaemin era una persona extraña, cualidad de la que no se avergonzaba en lo absoluto, incluso si sus pensamientos rayaban en lo obsceno o resultaban dignos de una mente depravada. No temía de ser descubierto, ya que raras eran las veces en las que permitía que alguien más supiera lo que estaba pensando. Nadie tenía la minúscula sospecha de la forma en la que Jaemin miraba a su profesor, como sus pupilas se dilataban con deseo o el indescifrable escalofrío que sacudía su cuerpo con solo saber que se encontraba en la misma habitación que su mentor.