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– ¿Quién es él, John? –Pregunta un joven que observa a Kyung-won de reojo.
– Es alguien que solicitó ayuda.
El joven se acerca a John – ¿Cómo se llama?
– Rory Park – John señala a Kyung-won – Chas Kremer.
– ¡John! – Grita preocupada el joven – No sabes si él es peligroso.
Kyung-won se ríe ante el comentario del joven – Tranquilo, Chas creo que Constantine ya hubiera intentado detenerme.
– Idiota – Susurra el nombrado mientras prende un cigarro.
Chas mira con curiosidad a ambos hombres – ¿Por qué me llamaste, John? ¿Por fin poder practicar lo que he leído?
– No, aun no estás listo.
– ¿Entonces?
– Busca a Henessy, y dile que necesito hablar con él.
– ¿Eso es todo? Podrías enviarle un mensaje para eso.
– No es mi estilo – Chas se sube al taxi que conduce y se marcha del lugar.
John y Kyung-won se dirigen al hogar del detective paranormal para dejar la mochila que Beeman le dio a John.
Ellos se encuentran esperando a que el semáforo cambie a verde para caminar hacia la otra acera, y de la nada suceden dos cosas rápidamente.
La primera es que John Constantine le da un ataque horrendo de tos, y el segundo es que algo se coloca detrás de ellos pero Kyung-won percibe un olor a azufre, y antes de que él reaccione ese algo empuja a John a la calle donde los autos pasan velozmente.
– ¡No te metas donde no te llaman exorcista!
Kyung-won saca su pluma, y esta se transforma en una espada dorada con la que atraviesa a la creatura que grita de agonía.
Y luego agarra a John de uno de sus brazos para que este se aleje de la acera dejándolo a John caer sobre la banqueta. Kyung-won agarra la mochila buscando el jarabe que Beeman le había dado a John para luego colocarlo sobre los labios del otro para que beba del contenido.
La respiración de John vuelve a la normalidad y luego agarra uno de los brazos de Kyung-won para arrastrarlo mientras corren en hacia el hogar de Constantine.
